En Haití sus barbaridades no son sólo autóctonas. Hace meses, “Le Canard enchainé” (pato encadenado), el satírico semanario parisino publicado sin anuncios, resaltó que el pobrísimo país africano Mali, gastó una millonada en euros publicando cuatro páginas de promoción en “Le Point”, la revista del multimillonario Pinault. “Así los más desposeídos pueden contribuir al desarrollo de la prensa de países más ricos”, comentó Le Canard.
Pues bien, algo parecido –peor por mayor— se cocinaba en Haití, donde la ONU estuvo solicitando a la prensa dominicana expresiones de interés para publicar “entre 24 y 36 artículos a página completa con fotos a color”, dos “páginas completas” simultáneas digitales, y cuatro anuncios pagados de un cuarto de página semanalmente en periódico impreso; todo en un contrato por un año. ¿Admitirá algún periódico dominicano que sus crónicas (no la publicidad pagada identificada como tal) están a la venta aún sea a un “comprador” tan distinguido como la ONU?
Tras mi denuncia el asunto se esfumó de los medios. ¿Cómo habrá terminado? ¡Qué fuñida curiosidad!