Asombra que Participación Ciudadana y Transparencia Internacional, con activistas y líderes que ahora son funcionarios, se quejan porque creen que los procesos judiciales por corrupción adolecen de lentitud. Apenas días antes, PC premió a los procuradores Yeni Berenice Reynoso y Wilson Camacho por su independencia como fiscales encargados de combatir la impunidad.
Al leer esta denuncia, sin embargo, cobra sentido que su ataque no es a ellos sino a los jueces. Esto de tener fiscales o jueces preferidos o utilizar las redes y la prensa para defender o atacar actuaciones judiciales, mientras al mismo tiempo se ejerce el Derecho asistiendo a tribunales, quizás plantea un dilema ético y moral.
Pontificar sobre moral ajena es un oficio que encanta a ciertos progres (los y las, jeje) que encasillan a cada cual según sus creencias particulares independientemente de la prudencia procesal. Quizás deberían también referirse al lawfare de fiscales cuyas denuncias y filtraciones en la prensa ocupan tantas páginas como sus tortuosos expedientes en curso. Defender el debido proceso nunca significa creer que algún imputado sea culpable o inocente.