Es una lástima que este 16 de agosto, fecha histórica que conmemora el 153 aniversario de la Restauración, jornada heroica que permitió consolidar la Independencia por la cual soñaron y lucharon nuestros padres fundadores, haya pasado un tanto inadvertida en esta efemérides patria.
El hecho de que coincide con el inicio del segundo mandato constitucional del presidente Danilo Medina da innegable supremacía a esta celebración, sobre todo porque en este país la política, en especial la partidaria domina todo el espectro del acontecer nacional.
Esto se debe también en gran medida en que en las últimas décadas y a pesar del esfuerzo por fortalecer la educación, aún prevalece evidente debilidad o dejadez en los programas que deberían estar destinados, además de las clásicas asignaturas, a fomentar la conciencia cívica, así como al apego a los principios y valores patrióticos.
Sin este estado de conciencia no es posible que las nuevas generaciones conozcan y aprecien en toda su justa dimensión nuestras gestas patrias y rindan tributo a los valientes héroes que ofrendaron vidas y haciendas en pro de la libertad y la independencia nacional.
Esto no significa, en modo alguno, que restemos importancia al inicio de un nuevo período de gobierno constitucional que es la expresión de la voluntad expresada en las urnas en las elecciones del pasado 16 de mayo y cuyas políticas públicas están llamadas
a impactar la calidad de vida de los dominicanos, según la legítima aspiración de diferentes sectores del país.
Volviendo a la debilidad educativa en lo referente a nuestras fechas patrias, habría que preguntar ¿cuántos estudiantes y hasta profesores conocen en detalle lo que fue la Guerra Restauradora y sus principales protagonistas?
En esta lucha, que logró finalmente obtener la separación de España y afianzar la independencia nacional, participaron Gregorio Luperón, Benigno Filomeno Rojas, Benito Monción, Francisco de Jesús García, Gaspar Polanco, José María Cabral, Lucas Evangelista de Peña, Máximo Grullón, Pedro Antonio Pimentel, Pedro Francisco Bonó, Ricardo Curiel, Santiago Rodríguez y Ulises Francisco Espaillat.
Cada uno de ellos contribuyó de forma firme y con gran coraje para que finalmente triunfara, por encima del opresor extranjero, una batalla sin la cual no hubiéramos tenido la posibilidad de contar hoy con una República Dominicana soberana con el estandarte y proclama de que si fuera mil veces esclava, otras tantas ser libre sabrá, como dice la letra de nuestro glorioso himno nacional.
Una de las páginas más emblemáticas de esta guerra patria fue escrita por Benito Monción, quien a pesar de estar asignado en las Reservas al servicio de las autoridades de la anexión, se destacó como uno de los más laboriosos luchadores en la causa por expulsar a los ocupantes españoles. Nació el 29 de marzo de 1826 en la Vega y se crió en la Línea Noroeste, lo que permitió que se encontrara entre los dominicanos que primero enfrentaron las invasiones haitianas, alcanzando pronto el rango de Sargento de Granaderos, en la Batalla de Beler y luego subteniente de Batallón de Dajabón. En la Batalla de Sabana Larga participó como Capitán. En la insurrección restauradora reapareció en Guayubín combatiendo las tropas españolas y el 16 de agosto de 1863, con José Cabrera y otros, inició en la Loma de Capotillo la ofensiva que dio definitivo inicio a la Guerra de la Restauración.
Uno de sus mayores aportes a la Patria fue haber luchado por su independencia y el mantenimiento de la soberanía contra Haití y España, por su ideal no admitía injerencias ni una libertad a medias.
¡Loor! a todos estos héroes restauradores y ojalá que su ejemplo y servicios eminentes a la causa de la libertad y la independencia del país sean valorados en todo su significado y defendidos con decisión e hidalguía por nuestros jóvenes para el fortalecimiento del bien común, la democracia y la convivencia armónica.