SANTIAGO. – La Fiscalía de Santiago obtuvo del Segundo Tribunal Colegiado una sentencia condenatoria contra un hombre que violó sexualmente a una niña de 11 años de edad, a la cual le unían lazos de familiaridad por ser su cuñado.
A través de la Unidad de Atención Integral a Víctimas de Violencia de Género, Intrafamiliar y Delitos Sexuales, la Fiscalía de esta jurisdicción recibió la denuncia del padre de la víctima, en la que establecía que su hija había sido ultrajada y seducida por un adulto. Ante la denuncia, se inició la investigación que dio curso al levantamiento de evidencias.
El fiscal litigante Pedro Martínez, ante el pleno de jueces del Segundo Tribunal Colegiado de este distrito judicial, expuso que la víctima fue objeto de evaluaciones tanto a nivel físico como mental, obteniendo como resultados las pericias forenses legales en el tipo penal atribuido de violación sexual por parte del procesado, al que se le habían hecho advertencias para que no se acercara a la niña.
Los hechos que comprometieron la responsabilidad penal del procesado están tipificados como delitos que violentan los artículos 309-1 y 309-3, letra G; 330 y 333 letra C y D del Código Penal Dominicano, modificado por la Ley 24-97 de Violencia de Género; también por transgresión al artículo 396, letras B y C de la Ley 136-03 que crea el Código para la Protección y los Derechos Fundamentales de Niños, Niñas y Adolescentes, que castigan la violación sexual, abuso sexual y psicológico, en perjuicio de la niña.
La relación circunstanciada de los hechos relata que el acusado, aun habiéndose emitido en su contra una orden de protección en favor de la niña, la perseguía en su escuela, en cuya salida la esperaba para seducirla y llevarla a otros lugares.
La evaluación psicológica que le fue realizada por un perito de la psicología asignada al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), determinó que, también la menor sufrió abuso psicológico de lo cual degeneró el cuadro de ansiedad severo que sufrió, y el comportamiento agresivo, hostil y distanciado al haber sido expuesta por un adulto a experiencias que no son propias de su edad, que la avergonzaban y afectaban su desarrollo integral.
El condenado es el esposo de una hermana de la víctima, y residía en una vivienda contigua a donde vivía la menor, por lo que en varias ocasiones quedaba a solas con esta o la despertaba por la madrugada para obligarla a que le abriera la puerta trasera de la casa.
El tribunal también ordenó contra el acusado el pago de una indemnización de 2 millones de pesos dominicanos