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27 Abril 2024

En lucha contra el coronavirus

Ordenó hacernos la prueba y mientras la sobrina salió limpia, Dulce y yo salimos contaminados del coronavirus. Desde entonces nos hemos vistos ante una prueba tan dura, sobre todo a nuestras edades, pero ya vamos en franca mejoría, sin los tormentos agobiantes de semanas anteriores.

Rafael Chaljub Mejía

Esta no es una historia heroica digna de la cinematografía norteamericana, en la cual un superhéroe tipo Rambo y una mega heroína tipo Mujer Maravilla, se lanza al campo de batalla, a desafiar bombas y metrallas, a disparar con letal puntería, a quebrar como frágiles cañas a unos enemigos de apariencia horrorosa, y al fin Rambo y la Mujer Maravilla quedan como los dueños invencibles del campo de batalla.

No señor, aquí les refiero apenas un episodio humano que tal vez tenga algún valor contárselo a la gente. Ocurre que desde que fue decretada la cuarentena, en  mi casa se ha cumplido y se cumplen escrupulosamente todos los protocolos de la seguridad sanitaria.

Empezando porque nadie sale ni entra y si, muy excepcionalmente ha habido que salir, un par de veces, en estos tres meses, no pregunten por las prevenciones de que estuvieron rodeadas esas esporádicas salidas.

Comestibles del supermercado dejados al pie de la escalera por los hijos, algún pedido indispensable a la farmacia, todo con la mayor precaución.

Cuando vimos el rumbo que esta peste llevaba el Maestro Erasmo Vásquez nos organizó un tratamiento preventivo durante quince días. Dulce, la sobrina Nay y yo agotamos ese tratamiento y así con las defensas fortalecidas, comenzamos a hacerle frente a una gripe de efectos devastadores, que por momentos parecía comprometer gravemente nuestra salud. Sin las señales propias del coronavirus, pensamos que todo era consecuencia del humo de Duquesa que en dos ocasiones había invadido nuestra casa. Pero el malestar no cedía, hasta que decidimos ponernos en las manos amistosas y sabias del doctor Maromo Fernández, la Catedral de la Neumología en nuestro país.

Ordenó hacernos la prueba y mientras la sobrina salió limpia, Dulce y yo salimos contaminados del coronavirus. Desde entonces nos hemos vistos ante una prueba tan dura, sobre todo a nuestras edades, pero ya vamos en franca mejoría, sin los tormentos agobiantes de semanas anteriores.

Hemos contado con algunos factores a favor. Con una asistencia científica optima, que encontró unos organismos añosos pero sanos, nutridos por décadas enteras de vida ordenada, de alimentación sana; organismos de no fumadores, no bebedores, sin complicaciones previas a la infección del virus. Y valga resaltar el valor inestimable del amor de la familia, de los compañeros y de toda la larga legión de amigos que nos han dado su valioso aliento. Como ven no hay nada de heroísmo ni de héroes  en esta historia, pero si un ejemplo de amor a la vida y de voluntad de luchar por ella. Aquí se lo contamos y les decimos: Gracias

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