SANTO DOMINGO.- Le hemos perdido el miedo al COVID-19.
Es claro por lo que ve en las calles a punto de iniciar la tercera fase de la reapertura comercial y cuando aumentan los casos, la ocupación de camas en los hospitales y la de los infectados en Unidades de Cuidados Intensivos en el Gran Santo Domingo.
Hemos prácticamente olvidado ese distanciamiento físico, seguimos montando a 6 y 7 pasajeros en los carros públicos, estamos utilizando las mascarillas de forma incorrecta.
Así es, le hemos perdido el miedo al CORONAVIRUS, sin darnos cuenta que la cotidianidad que disfrutábamos a principios de año ya es historia y la nueva normalidad dicta pautas que de nada sirven si no se cumplen.
Hemos comenzado a recibir visitas en nuestros hogares, hemos comenzado a realizar almuerzos, cenas, salidas, olvidándonos que muchos casos son asintomáticos, pero que aún no se sabe con certeza si pueden transmitir el virus o no.
Haya o no toque de queda, si nosotros no tomamos las medidas en serio, y no las aplicamos en nuestros trabajos, en nuestras salidas, en nuestros hogares, los contagios continuarán aumentando. La escalada de casos durante la última semana nos indica que estamos lejos de la meta.
A esto se le suma las aglomeraciones en diferentes puntos del país, de día y de noche, en actividades políticas de repartos de alimentos y bandereos, que se hacen con la ausencia de las medidas preventivas y que nos dicen que la población ignora que aún estamos en medio de la pandemia.
Seguro están pensando, ahí está Alicia nuevamente con su cantaleta. No me cansaré porque de nuevo se han incrementado las llamadas y mensajes que recibo a diario de personas que están desesperadamente buscando que les hagan la prueba porque un familiar ha dado positivo o porque han tenido un fallecimiento.
Les ruego que nos miremos en el espejo de otros países que han tenido rebotes, luego de intentar volver a la normalidad y han tenido que imponer restricciones nuevamente.
No podemos bajar la guardia, no hemos ganado la batalla y no hay respuestas en estos momentos que nos indiquen que estamos ni cerca del fin.
Cada dominicano, desde los más pequeños hasta los adultos mayores, es responsable de tomar conciencia y jugar un papel estelar, es momento de crecernos, momento de empoderarnos para que el CORONAVIRUS no nos tumbe el pulso como país.
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