Un cordial saludo a todos queridos lectores.
Hoy quiero hablarles de la bienaventuranza del anciano y a mí no me falta mucho.
Dichosos los que me miran con simpatía.
Porque ellos alcanzaran mí edad si Dios la permite.
Dichosos los que comprenden mis pasos cansados.
Porque ellos alcanzaran mi edad si Dios quiere.
Dichosos los que hablan en voz alta.
Para minimizar mi sordera.
Dichosos los que calor mis manos temblorosas.
Porque ellos me demuestran que me quieren.
Dichosos los se interesan en mi lejana juventud.
Porque ellos me demuestran que les interesa.
Dichosos los que no se cansan de escuchar mis relatos y tantas veces repetidas.
Pues ellos muestran interés cada vez que se los cuento.
Dichosos los que comprenden mi necesidad de cariño.
Porque ellos alcanzaran el cielo.
Dichosos los que me regalan un fragmento de su tiempo.
Porque ellos alcanzaran a ver a Dios.
Dichosos los que se acuerdan de mi soledad.
Porque yo llegare a ser como ellos.
Dichosos los que se acercan a mis sufrimientos.
Porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Dichosos los que me brindan alegría en esta última etapa de mi vida.
Porque ellos verán a Dios.
Porque yo me acordare de ellos delante del Señor.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.
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