SANTO DOMINGO.- El COVID-19 es real y mata, es una frase que casi todo el mundo entiende y conoce por los trágicos efectos de este virus en todo el mundo, pero quizás pocos quisieran escucharla y animarse a repetirla, aunque sea como advertencia en estos tiempos de fin de año en que la gente está más concentrada en fiestas y celebraciones.
Aun así es la expresión de alerta que, en lugar de desalentarnos, debe contribuir a fortalecer la conciencia ciudadana para detener el avance del virus y por eso la cruda expresión figura en cartelones colocados en varias zonas de la ciudad como parte de una campaña de orientación conjunta del PNUD y Unicef.
En momentos en que los contagios están en aumento en varias zonas del país, el estricto cumplimiento de las medidas de prevención sanitarias, especialmente en cuanto al uso de mascarillas y el distanciamiento físico, es obligatorio e imprescindible para detener el avance del virus.
Por esa razón y para evitar más casos y muertes que llevan luto y dolor a las familias, en SIN mantenemos constantemente en nuestros noticieros, mensajes invitándolos a protegerse a sí mismo y también de ese modo a los demás, evitando contagios y propagación.
Quizás por cansancio, por el confinamiento y restricciones de movilidad luego de largos meses en que hemos padecido de esta pandemia, muchos no cumplen debidamente las normas sanitarias como si el peligro hubiera desaparecido, pero esto no puede ser una excusa.
También en todo esto hay una gran dosis de irresponsabilidad e inconciencia que estamos obligados a revertir si queremos que esta tragedia disminuya o se controle.
Las frecuentes aglomeraciones en comercios, tiendas y todo tipo de establecimientos y personas que no siempre llevan las indispensables mascarillas, son uno de los tantos elementos que desencadenan nuevas olas de contagios.
No vamos a abrumarlos con cifras y datos escalofriantes de cómo anda la pandemia en el país y en diversas latitudes, pero sí queremos insistir en este nuevo llamado, como lo he hecho desde el principio, a no bajar la guardia y contribuir todos a combatir el virus.
Es la única forma de que podamos tener unas navidades tranquilas y sin más fallecimientos hasta que podamos volver a la normalidad cuando las circunstancias así lo permitan.
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