2020 fue un año terrible. Tan duro que muchos ni siquiera queremos recordarlo. Pero, quizás por el tiempo que estuvimos obligatoriamente recluidos para no ser contagiados por el virus, el año pasado fue pródigo en nuevas obras jurídicas, principalmente, en el caso dominicano, concernientes al derecho procesal constitucional. A vuelo de pájaro repaso a continuación algunos de los libros que sobre esa materia aparecieron el año pasado:
1º La primera obra son tres magníficos volúmenes que reúnen los trabajos de Miguel Valera Montero sobre derecho constitucional, tributario, laboral, financiero e inmobiliario, constituyendo los 2 primeros una compilación de los ensayos de la autoría del hoy magistrado del Tribunal Constitucional (TC) en materia constitucional y publicados en los últimos 20 años. Estos dos volúmenes son vitales para entender la evolución de nuestro derecho constitucional y, en particular, de nuestras instituciones procesales constitucionales desde antes de la reforma constitucional de 2010 hasta la culminación de los primeros 10 años de labor jurisdiccional del TC. Se trata de una obra clave de un autor que, hoy juez del TC, ha sido pionero del derecho procesal constitucional dominicano, discípulo del padre fundador de la disciplina en el país -Juan Ml. Pellerano-, uno de los primeros compiladores de la jurisprudencia constitucional dominicana y autor de un clásico sobre el control concentrado de constitucionalidad.
2º “El debido proceso en el bloque de constitucionalidad dominicano desde los precedentes del Tribunal Constitucional” es una excelente monografía de Julio José Rojas Báez, uno de los pocos autores dominicanos del derecho constitucional internacional -junto con los precursores de la disciplina, Ambrosio Alvarez Aybar y José Alejandro Ayuso-. En ella se estudia el debido proceso en su evolución jurisprudencial desde la actividad jurisdiccional del TC, pero también desde la perspectiva de la jurisprudencia del sistema interamericano de derechos humanos.
3º “Derecho Procesal Constitucional”, de la autoría de Francisco Franco, es un magnífico manual, construido en base al desarrollo jurisprudencial del TC, y que tiene la virtud de ser al mismo tiempo un “textbook” (manual) y un “casebook” (un libro de casos). Se trata de una obra que transformará la enseñanza del derecho constitucional y que será de consulta obligada para estudiantes y abogados.
4º Hermógenes Acosta ha escrito un pequeño tratado de derecho procesal constitucional de la jurisdicción constitucional especializada: “El TC dominicano y los procesos constitucionales”. Un libro que aclara muchas de las dudas dejadas por los vacíos de la legislación procesal constitucional dominicana y que el TC ha tratado de suplir por medio de su autonomía procesal. Su lectura es mandatoria pues se trata de un manual escrito por una de las eminencias del derecho procesal constitucional dominicano y quien, como magistrado en mayoría y en sus votos salvados y disidentes, fue pieza maestra en la labor del TC desde su fundación hasta principios de este año.
5º Finalmente, hay una obra que no es propiamente de derecho procesal constitucional pero que debe ser leída por todos los cultores de esta rama del derecho: “La sombra de Franz Klein en el enjuiciamiento civil: ensayo sobre la influencia de la zocialfunktion en el proceso civil”, escrita por un brillante jurista y litigante, José Antonio Columna. En este delicioso ensayo, que se lee como una novela, la fina pluma y el aguzado sentido jurídico de su autor nos llevan por los vericuetos de la obra jurídica y legislativa de Klein, cuya influencia se deja ver en los principios rectores de la justicia constitucional recogidos por la normativa procesal constitucional dominicana, como es el caso de la celeridad, la gratuidad y la tutela judicial diferenciada.
Como podrá apreciar el lector, ha sido 2020 un annus mirabilis en términos de producción bibliográfica en la materia procesal constitucional y una prueba fehaciente de la creciente madurez de la doctrina constitucional dominicana, de su dinamismo y de su creatividad. En apenas meses se han publicado obras que deben ser pilares de la continua construcción dogmática de la justicia constitucional y que serán de valiosa ayuda al estudiante, al litigante, al consultor y al juez constitucional ordinario o especializado. Durante años los abogados dominicanos hemos estado atrapados por el formalismo procedimental. Las obras comentadas nos ayudan a entender el sentido de la justicia constitucional, donde las formas, como quería Roscoe Pound, deben ser “garantías de la libertad” y no obstáculos al justiciable impuestos por una cultura jurídico-procesal farisea, conservadora y ritualista, que venera absurdamente las formas y desprecia groseramente los derechos fundamentales materiales de las personas.
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