SANTO DOMINGO.- Tras la juramentación de los cinco nuevos miembros de la Cámara de Cuentas comienza una gestión que les brinda grandes oportunidades y a la vez que un gran reto profesional.
Todos traen consigo un gran aval académico y una hoja de servicio que los respalda en el plano personal, lo que constituye un buen activo.
Pero ahora asumen un serio desafío de rescatar la credibilidad de un órgano que por décadas ha arrastrado un pasivo por los innumerables cuestionamientos sobre su labor de supervisar la ejecución financiera en las dependencias del Estado.
Sobre sus hombres recae la responsabilidad de enderezar esos entuertos y crear las bases para una nueva y transformada Cámara de Cuentas.
Todo parece indicar que en su elección se ha logrado en alguna medida dejando de lado la vieja práctica del reparto que acordaban los partidos políticos para escoger los miembros de determinados órganos de control.
La nueva Cámara de Cuentas estará esta vez bajo la lupa de la opinión pública más que en ningún período anterior y la sociedad espera que con su actuación pueda fortalecer la institucionalidad, la transparencia y el combate a la corrupción administrativa en todas sus vertientes.
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