GINEBRA.- Las dos dosis de la vacuna de Sinopharm necesarias para inmunizarse de COVID-19 deben administrarse con tres o cuatro semanas de intervalo, y después de inoculadas se tardan unos 15 días antes de lograr completa protección, destacaron hoy expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La vacuna, primera no occidental aprobada para uso de emergencia por la OMS, «es comparable a otras en eficacia y seguridad», subrayó en un encuentro con internautas el mexicano Alejandro Cravioto, presidente del Grupo de Expertos para Asesoramiento Estratégico que emite recomendaciones sobre el uso de vacunas anticovid a la OMS.
Preguntado por posibles efectos secundarios de esta vacuna, el experto señaló que, como otras desarrolladas por otras farmacéuticas contra la COVID-19, puede producir dolores en el brazo donde es inyectada, fiebre, así como un malestar que puede prolongarse unas horas o unos días.
«Es normal, pues es la manera en la que el cuerpo responde al antígeno», subrayó Cravioto, quien afirmó que por ahora no se han detectado efectos secundarios graves con esta vacuna en pacientes.
El asesor de la OMS subrayó en todo caso que los países que la utilicen deben tener sistemas de control que detecten de manera rápida efectos secundarios de importancia o de larga duración.
Cravioto indicó además que la vacuna de Sinopharm se ha mostrado también eficaz ante variantes ya muy extendidas del coronavirus, como la «británica» o la «brasileña», aunque no hay datos todavía suficientes para medir su respuesta a las detectadas primero en Sudáfrica o India, también presentes en decenas de países.
Como en otras vacunas, la de Sinopharm muestra una duración de la inmunización que genera de al menos seis u ocho meses (no hay datos más allá de eso debido al reciente desarrollo de estos antígenos).
La vacuna ha mostrado ser eficaz hasta en un 79 % para prevenir casos graves de COVID-19 y se basa en adenovirus (virus debilitados o inactivados), como la mayoría de vacunas que se han desarrollado hasta el momento, con excepción de las de Pfizer y Moderna, que usan la más avanzada tecnología del ARN mensajero.
La vacuna china está recomendada para mayores de 18 años y aunque no se realizaron demasiados ensayos clínicos en mayores de 60 años no hay razón para pensar que esta vacuna se comporte de forma diferente en ese grupo de edad, según señaló el propio Cravioto la semana pasada.
La inclusión de la vacuna -que puede conservarse en una nevera normal- en la lista de uso de emergencia de la OMS abre la puerta a que sea distribuida en países de todo el mundo, si la organización cuenta con dosis, a través del programa COVAX, ideado para lograr mayor equidad en la administración global de vacunas anticovid.
Este programa tiene el objetivo de distribuir antes de fin de año 2.000 millones de dosis en todo el planeta, pero por ahora sólo ha entregado unos 60 millones, debido a imprevistos como la ola de COVID-19 en India, uno de los principales productores de dosis, que las ha tenido que redirigir a su mercado interno.
Por ahora figuran en la lista de la OMS las vacunas de Sinopharm, Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson, aunque en los próximos días podría añadirse la también china de Sinovac, que ya está siendo sometida a análisis por expertos de la organización.
Sinopharm es la primera vacuna que la OMS ha aprobado antes de que lo hicieran uno de los dos principales reguladores del mundo en el campo farmacológico: la Administración de Fármacos y Alimentos de EEUU (FDA, en inglés) o la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
La FDA por ahora sólo ha dado luz verde al uso en el país de tres vacunas producidas por empresas de ese país (Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson), mientras que la EMA ha hecho lo propio en la Unión Europea con esas tres más la elaborada por la sueco-británica AstraZeneca.
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