Después de una operación el domingo 4 de julio del 2021, el Papa Francisco apareció el domingo siguiente 11 de julio en el balcón del décimo piso del hospital romano Gemelli para recitar el Ángelus un par de minutos antes.
A los 12, con extrema precisión, comenzó a leer el Ángelus. Como destacó un experto observador de asuntos vaticanos, el Sumo Pontífice:
“Habló con voz cansada y fatigada, lo que es normal a los 7 días de cirugía digestiva severa. También parecía más delgado dentro de los límites de la situación. A pesar de la debilidad de su discurso, se le vio presente, animado y participativo. Todo apuntaba a que podría regresar al Vaticano al otro día o el martes.
El balcón y la ventana
“Muchos observadores encontraron la elección del Papa Francisco de recitar el Ángelus desde el balcón del décimo piso y no desde la ventana como lo hizo en 22 ocasiones Juan Pablo II. Se cree que Francisco quiso así honrar a su predecesor evitando cualquier tipo de circunstancia comparable. También destaca la presencia junto al Santo Padre de algunos niños hospitalizados en el mismo Policlínico.
Haití
“En los últimos días, mis oraciones se han dirigido con frecuencia a Haití, después del asesinato del presidente y las heridas de su esposa. Me uno al sincero llamamiento de los obispos del país a «deponer las armas, elegir la vida, elegir vivir juntos fraternalmente en interés de todos y en interés de Haití». Estoy cerca del querido pueblo haitiano; Espero que la espiral de violencia termine y la nación pueda reanudar su camino hacia un futuro de paz y armonía.”
Un mapa de Regalo
Terminan las citas de las noticias de la salud del líder religioso, y a propósito de Haití, el pasado año le entregué al Papa Francisco un Mapa de la isla La Española que presenta los detalles del relieve y le señalé las diferencias territoriales existentes entre Haití y República Dominicana explicándole el proceso histórico que separó a los dos países.
Hoy vale destacar que en este 2021 se cumplen doscientos años de la proclamación de la primera independencia dominicana de España (como lo hicieron en aquellos tiempos la mayoría de los países de América Latina). Tocó a José Nuñez de Cáceres la iniciativa independentista que fue abortada por las fuerzas militares haitianas invasoras. Sojuzgaron al pueblo dominicano durante 22 años, pero a partir de 1844 fueron derrotadas en todas las batallas.
Mi último encuentro para hablar de historia y geografía con el jefe de la Iglesia que cuenta con mil trescientos millones de bautizados ocurrió el 17 de Enero del 2020.
Cinco años antes, con motivo del quinto aniversario del terremoto que en el mes de enero del 2010 afectó a Puerto Príncipe y poblaciones cercanas a la capital de Haití se había celebrado en el Vaticano una conferencia internacional a la que asistieron autoridades religiosas y políticas de Italia, Estados Unidos, República Dominicana y de otros países.
Una de las actividades especiales de este encuentro del 2015 fue una visita al Papa Francisco en el Palacio Apostólico.
Cuando me correspondió el turno entre los saludos de cada participante a la conferencia, le pregunté al Papa si él conocía la geografía del territorio de la isla de Santo Domingo o Española que comparten los pueblos de Haití y República Dominicana.
Con un movimiento de su cabeza y un gesto de no, el Papa Francisco me hizo saber que desconocía las características de esta porción de territorio situado en el Caribe y las Antillas.
“Santidad”, le dije, “le regalaré un mapa con el relieve de la isla”. Además le expliqué que ningún pueblo ni país había hecho tanto por Haití como el pueblo de la República Dominicana.
Durante los años que trabajé como embajador en Roma desplegamos una incesante tarea de explicar el tema de las relaciones entre los dos países. Superamos las incomprensiones y los momentos críticos provocados por campañas internacionales de difamación contra la República Dominicana alimentadas a veces por falsos informes preparados por una minoría de mal llamados.
La promesa de entregarle el mapa al Papa se cumplió el día que me despedí de Su Santidad Papa Francisco al concluir mi misión diplomática ante la Santa Sede el 17 de enero del 2020. Fue una gran ocasión para dejar en el espíritu del Sumo Pontífice un recuerdo de una realidad palpable.
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