La detención de un director general del gobierno por asuntos de lavado de activos abre espacio para reflexiones y múltiples enfoques.
Una lectura es que el Ministerio Público está ejerciendo su independencia y eso es positivo.
Otro enfoque es que un despliegue de cateo y capturas de la magnitud de la operación Falcón tiene la presión de Estados Unidos.
Una tercera interpretación es que crecen los casos de entes vinculados a partidos políticos involucrados en delitos de cuello blanco.
Por tanto, hay razones para pensar que el nivel de degradación de las organizaciones políticas debe ser de una alta preocupación para la sociedad.
El narcotráfico anidado en esas instituciones es la antesala la un narco estado. El director general de Comunidad Digna que ha sido capturado estaba haciendo políticas públicas.
Pero antes tuvo la oportunidad de legislar por cuatro períodos.
En ese contexto, el discurso de que ahora no hay “vacas sagradas”, me parece light y muy defensivo.
Ante la magnitud de estos hechos se imponen las acciones concretas. En las discusiones de las reformas invocadas por el presidente no puede faltar la transformación del sistema político.
Cómo he dicho en otras ocasiones, esa es la madre de todas las reformas.
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