REDACCIÓN INTERNACIONAL.– Las muestras de indignación se repitieron en Afganistán después de que los talibanes decidieran que solo los varones regresarían hoy a las aulas de secundaria tras un mes cerradas, mientras las estudiantes deberán permanecer en casa, en un nuevo gesto de los radicales islamistas contra los derechos femeninos.
«Anoche no dormí, toda la noche estuve pensando en mis hijas. Llevaban más de un mes en casa y esperaban ansiosamente la reapertura de las escuelas. Pero el Gobierno (talibán) solo permitió a los chicos retomar las clases», afirmó Sakina, de 38 años.
Sus hijas Hasina, de 16 años, y Adila, de 14, lloran desconsoladas desde que se enteraron de que aún no podrán regresar a la escuela. Por ahora solo las niñas de educación primaria han podido regresar a sus aulas.
«Somos una familia pobre, gastamos mucho dinero en la educación de nuestras hijas, pero ahora no sabemos si podrán reincorporarse a sus clases o no», lamentó.
Los colegios de secundaria no habían reabierto sus puertas desde el pasado 15 de agosto, cuando colapsó el anterior Gobierno afgano con la toma de Kabul por parte de los talibanes, que se excusan diciendo que están preparando un entorno adecuado para las niñas.
Para muchos esta decisión recuerda a la tomada durante el anterior régimen talibán entre 1996 y 2001, cuando bajo el mismo pretexto mantuvieron a las niñas encerradas en sus casas, asegurando que volverían al colegio cuando la situación de seguridad mejorase.
El portavoz talibán Bilal Karimi insistió hoy sin embargo en que la apertura de las escuelas femeninas se producirá «en un tiempo», y dijo que no es necesario preocuparse.
«Las autoridades están trabajando en una guía, en la separación de las aulas, y en la disponibilidad de maestros y transporte para las niñas. El resultado se compartirá con la nación», dijo a Efe el portavoz.
VEINTE AÑOS DE CAMBIOS
Activistas de derechos humanos esperan que los talibanes no vuelvan a repetir sus prácticas del pasado, con una sociedad afgana que ha cambiado mucho durante las últimas dos décadas, además de la necesidad que tienen de ganarse el reconocimiento global.
«No sabemos qué están haciendo los talibanes y cuál es su plan, pero les pedimos que sigan comprometidos con sus promesas de respetar los derechos de las mujeres», dijo a Efe Marghalara Khara, directora de Asuntos Sociales del disuelto Ministerio de la Mujer., ahora sustituido por el Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, ya vigente en el primer quinquenio talibán.
Khara remarcó que la situación ahora «es completamente diferente a la de los años noventa», y además gracias «a las presiones nacionales e internacionales» no cree que los talibanes vayan a «ignorar a la mitad de la población afgana y aislarla».
También subrayó que las escuelas de secundaria ya estaban separadas por sexos y la mayoría de los profesores en las aulas femeninas eran mujeres, por lo que no hay motivo para retrasar el regreso de las estudiantes a los colegios.
«No hay nada contra el islam o antislámico en las escuelas femeninas y otros órganos relacionados con las mujeres, no sé qué quieren hacer los talibanes, deberían decirle claramente a la nación qué desean hacer con las mujeres de este país», manifestó.
Desde la caída del régimen talibán con la invasión estadounidense en 2001, la situación para la mujer cambió drásticamente en gran parte de Afganistán, con un porcentaje de niñas en las escuelas que pasó de cero al 39 % en los últimos años, entre los alrededor de 10 millones de estudiantes matriculados, según datos oficiales.
El ex viceministro de Educación Ghulam Jailani Humayoon insistió además en que la educación femenina se trata de un «derecho fundamental (y) no es solo un principio internacional, sino que forma también parte de las enseñanzas del islam».
«La prohibición de la educación de las niñas no solo afectará al sistema educativo, sino que también afectará gravemente al espíritu y la moral de las niñas», dijo a Efe Humayoon, por lo que, añadió, es «responsabilidad» del Gobierno talibán evitar que esto ocurra.
En el acuerdo de Doha, suscrito en febrero de 2020 entre Estados Unidos y los talibanes, que puso fecha a la salida de las tropas estadounidenses de Afganistán, el grupo radical se comprometió a respetar los derechos humanos en el país, en especial los de las mujeres, pero sus acciones dicen lo contrario.
No hay ninguna mujer en el Gobierno interino anunciado por los talibanes el pasado 7 de septiembre, muchas mujeres aún no han podido regresar a sus puestos de trabajo, las protestas femeninas fueron dispersadas violentamente, y ayer sustituyeron el Ministerio para Asuntos de la Mujer, por el de la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, que se encargará de la rígida implementación de las normas islámicas.
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