Washington.- La vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, visitó este lunes un restaurante cubano en Washington para resaltar la importancia de los pequeños negocios en la economía y defender las reformas de infraestructura y gasto social que quiere aprobar su Gobierno.
Días después de recibir en la Casa Blanca a Daniella Senior, una inmigrante de origen dominicano que regenta varios locales gastronómicos en la capital estadounidense y sus alrededores, Harris quiso visitar uno de esos restaurantes para «aprender más sobre su negocio», según la oficina de la vicepresidenta.
Harris se desplazó hasta Colada Shop, un restaurante cubano pintado de azul turquesa y ubicado en la popular zona de ocio The Wharf, y pidió un menú completo: tres empanadas -una de picadillo, una de pollo y una de puerro y zanahoria-, un pastelito de picadillo y un café con leche y hielo.
«El trabajo que hace aquí Daniella y el de sus otros negocios es un ejemplo perfecto de por qué son tan importantes los dos proyectos de ley» económicos que impulsa la Casa Blanca, aseguró la vicepresidenta.
Después de conversar con varios empleados de Colada Shop, Harris explicó que para ellas es fundamental «tener acceso a cuidados infantiles asequibles», en un momento en el que al menos 2,5 millones de mujeres «han dejado la fuerza laboral» durante la pandemia debido en parte a ese motivo.
Además, recalcó que se debe aumentar «el acceso al capital» para los pequeños negocios regentados por mujeres y minorías, y mejorar los sistemas de transporte público para «permitir que los clientes puedan llegar» hasta esos restaurantes y locales.
Senior, también fundadora del local Serenata & Zumo, fue una de las cinco propietarias de pequeños negocios de la zona metropolitana de Washington que visitaron el pasado miércoles la Casa Blanca para conversar con Harris sobre las necesidades de sus empresas.
La visita llegó en un momento de tensiones entre las alas progresista y moderada del Partido Demócrata sobre las dimensiones que deben tener el plan de infraestructuras propuesto por el presidente Joe Biden, de 1,2 billones de dólares, y el de gasto social, valorado por ahora en 3,5 billones.
Ese segundo plan permitiría que, una vez pasada la primera década de inversiones bajo el plan, todos los estadounidenses tuvieran garantizada una baja remunerada de doce semanas por maternidad y paternidad, así como por enfermedad o el cuidado de un familiar.
Además, el plan de Biden amplía en cuatro años el sistema de educación pública gratuita, que actualmente va desde el inicio de la primaria a los 5 años hasta el final de la secundaria a los 18.
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