Por: Sandy Cuevas
SANTO DOMINGO.- La eventual reforma fiscal, de la que aún se desconoce el alcance, las dificultades del tráfico marítimo global y la escalada de precios por el alza en las tarifas internacionales de combustibles, ponen en vilo a las federaciones de comerciantes por temor a que los atrasos de las importaciones y la inflación provoquen una amarga Navidad, con la caída de sus ventas.
Los gremios del sector comercial coinciden en que una reforma fiscal podría atentar contra la existencia de muchos micro y pequeños empresarios, ya que muchos de ellos aún no se recuperan de los estragos de la crisis generada por la pandemia y a los altos precios de los mercados internacionales.
Por ello, la Federación Dominicana de Comerciantes pidió al gobierno la exoneración por tres meses de impuestos a las microempresas.
El Consejo Nacional del Comercio en Provisiones advirtió además que el atraso de los fletes amenaza con reducir la oferta de producto y aumentar sus precios al consumidor.
Pesa a las demoras de los contenedores la Dirección General de Aduanas no ha presentado bajas en sus recaudaciones.
Los comerciantes entienden que de aprobarse una reforma fiscal a la ligera sin su participación representará un atentado contra muchos emprendedores y empresarios del sector, que podría ir a la quiebra.
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