SANTIAGO.- Conocido como el “Nido Aguilucho”, el Estadio Cibao, hogar del aguerrido equipo de las Aguilas Cibaeñas, el más alegre parque de la pelota nuestra, está conmemorando hoy el 63 aniversario de su esplendorosa inauguración.
En el lugar donde fue edificado el otrora Estadio Leonidas Radhamés, existía allí un hipódromo y fueron los terrenos donde se realizó la famosa feria internacional de 1927.
Inicialmente, el estadio fue ideado para 8,000 fanáticos, pero el constructor de la obra, Ing. Bienvenido Martinez Brea, bebecito, decidió diseñarlo para que se pudiera construir unos bleachers que permitieran la capacidad de hasta 15,000 fanáticos.
Miles de fanáticos hace más de sesenta años, fueron testigos de la majestuosa apertura del iluminado estadio “Leonidas Radhames”, nombre con que fue originalmente bautizada la instalación deportiva, construida por el Estado Dominicano con un costo de un millón de pesos.
Esa histórica noche del sábado 25 de octubre de 1958, que además marco la apertura de la cuarta versión de la pelota invernal dominicana, no pudo ser mas memorable con los batazos del refuerzo norteamericano Dick Stuart y el resonante triunfo del conjunto aguilucho sobre los Tigres del Licey, que con el paso de los años serian sus archirivales.
Las Aguilas jugando por primera vez en su nido derrotaron a los felinos con anotacion de 7 por 4 con una gran demostración de poder de Stuart, prospecto de los Piratas de Pittsburgh, quien tiene el honor de haber despachado el primer jonrón en este parque de pelota.
Stuart en sus primeros dos turnos pegó sendos cuadrangulares. El primero un descomunal palo por encima del paredón verde del jardín central y el segundo por el prado izquierdo. Forrest Smith agrego otro jonron con dos a bordo para sellar el éxito de los cibaeños.
Según la crónica del periódico La Nación del domingo 26 de octubre de 1958, los batazos de Stuart, fueron pronosticados por el propio jugador en el Hotel Matum, donde hospedaba.
A la inauguración asistió el dictador Rafael Leónidas Trujillo.
El pueblo de Santiago asistió en pleno, a a poyar la inauguración de la majestuosa obra, sobre todo, que con las nuevas torres de luz, que consumían 2,000 kwatt por hora, por fin se pudo jugar pelota de noche.
La bendición de la obra estuvo a cargo de monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito, arzobispo de la diócesis de Santiago. El discurso de apertura, fue realizado por Victor Garrido Puello, secretario de educación y bellas artes, y participó todo el pueblo de Santiago, donde se destacó la presencia de Joaquín Balaguer.
A la muerte del dictador, el estadio se le removió el nombre de Leónidas Radhamés, y se le llamó Estadio Cibao, el cual, sin duda alguna, es el estadio más alegre de nuestra pelota profesional y que alberga, uno de los más ganadores equipos nacionales, razón por la que hoy día al estadio se le conoce, como El Valle de la Muerte.
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