Hoy me veo en la obligación de hablar nueva vez del Congreso y, específicamente, de los senadores. Ayer me ocupé de los diputados.
La periodista Alicia Ortega ha entrado a las entrañas del llamado Barrilito, el fondo social del Senado, y en ese trayecto intestino, nos ha compartido una radiografía que espanta.
Siempre nos hemos quejado de ese fondo, pero gracias a la rigurosa investigación de Ortega, deberíamos pasar de la queja a la protesta para que ese engendro desaparezca.
Si no han visto el reportaje de El Informe, búsquenlo para que vean cuántas operaciones amorales, no auditables, vergonzosas e insultantes hacen con ese fondo quienes aprueban las leyes en este país.
Pero, lo que más llama la atención es el paralelismo de un grupo de senadores liderados por el Sr. Victoria Yeb.
Han lanzado la propuesta de eliminar todo el régimen de exención que existe en el país (claro, menos el de las zonas francas) para dar el mensaje de que si estamos contra sus privilegios, también debemos estarlo contra los de otros sectores.
Yo estoy de acuerdo con auditar las exenciones y llevarnos de encuentro todas las que no sean redituables para la sociedad, para la economía, para la gente, comenzando por las exoneraciones de los legisladores.
Creo que su reacción es lamentable, una expresión de chantaje y un apandillamiento para justificarse. Como ciudadano me averguenzo de ese congreso, salvando pocas excepciones.
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