El suceso obligó al submarino a dirigirse desde el mar de China Meridional a la isla de Guam para su reparación.
El USS Connecticut había estado operando en la vía marítima en disputa cuando golpeó el objeto el 2 de octubre, pero no se determinó en ese momento contra qué había chocado la nave.
«La investigación determinó que el ´USS Connecticut´ estaba encallado en un monte submarino inexplorado mientras operaba en aguas internacionales en la región del Indo-Pacífico», dijo a CNN un portavoz de la Séptima Flota, que opera en el Pacífico Occidental y el océano Índico.
Aunque el submarino de la clase «Seawolf» sufrió algunos daños y varios de sus tripulantes resultaron heridos, la Marina precisó que la planta de propulsión nuclear quedó intacta como consecuencia del accidente y ninguno de los lesionados presentaba un estado grave.
La investigación ha sido presentada al vicealmirante Karl Thomas, comandante de la Séptima Flota de Estados Unidos, para su revisión, según las fuentes.
Thomas decidirá si las «acciones de seguimiento, incluida la rendición de cuentas, son las apropiadas».
Momento delicado en las relaciones entre EE UU y China.
La colisión se produjo en un momento particularmente delicado en las relaciones entre Estados Unidos y China, ya que el ejército chino estaba enviando aviones a la Zona de Identificación de Defensa Aérea de Taiwán.
De hecho, el día del accidente, China hizo sobrevolar 39 aviones en la citada Zona de Identificación de Defensa Aérea. Dos días después, Pekín envió una cifra récord de 56 aviones al área en un período de 24 horas.
Mientras tanto, las tensiones entre los dos países han aumentado. La semana asada, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, pidió que Taiwán tenga una «participación significativa» en las Naciones Unidas, y calificó la participación de Taiwán como «no una cuestión política, sino pragmática».
Una situación que rechaza China, que defiende que Taiwán es parte de su territorio.
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