REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Un total de 27 ancianos han muerto por COVID-19 en una residencia en la localidad de Rudolstadt, en el este de Alemania, en la que un tercio de los ocupantes no estaban vacunados, según informaron este martes medios alemanes.
El pasado viernes las autoridades locales ya habían anunciado el fallecimiento de 18 de los 141 residentes del centro, de los cuales 14 no habían recibido la pauta completa de la vacuna, sin que hayan trascendido datos sobre el estatus de las personas muertas esta semana.
El brote en la residencia del «Land» de Turingia, que con tan sólo un 63,2 % de la población vacunada tiene una de las tasas más bajas del país, causó reacciones de indignación a lo largo del fin de semana.
«Es triste y es el resultado de una completa insensatez,» declaró el ministro de Sanidad designado, el socialdemócrata Karl Lauterbach, al grupo mediático «Redaktionsnetzwerk Deutschland».
De acuerdo con el responsable de Sanidad de Turingia, a todos los residentes se les ofreció la posibilidad de vacunarse, pero algunos medios locales informaron de que habían sido los familiares de los fallecidos quienes les habían convencido de no recibir el pinchazo.
La incidencia acumulada a siete días descendió ligeramente este martes en Alemania, situándose en 432,2 nuevos contagios por cada 100.000 habitantes, frente a los 441,9 de ayer, según datos del Instituto Robert Koch (RKI) de virología, pero sigue siendo elevada.
La cámara baja del Parlamento alemán debate hoy en primera lectura una modificación de la ley de protección contra enfermedades infecciosas con la que se implantaría la vacunación obligatoria para el personal de hospitales y residencias a partir del próximo 15 de marzo.
La propuesta fue defendida por la portavoz socialdemócrata para temas sanitarios, Sabine Dittmar, que insistió en que los más vulnerables tienen que «poder confiar en que su salud no está expuesta a peligros», por lo que dicha obligación es «imprescindible».
Sin embargo, los democristianos rechazaron el proyecto, argumentado que trata de cerrar «agujeros» y que la respuesta debería ser la prolongación del estado de emergencia nacional que expiró el pasado 24 de noviembre y que confería a los «Länder» poderes extraordinarios para atajar la pandemia.
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