Redacción Internacional.- Thomas Handrick, acusado de matar a pedradas a su mujer y a uno de sus hijos en Adeje, Tenerife, ha negado la autoría del doble crimen y ha asegurado que tenía las condiciones mermadas porque estaba bajo los efectos de la morfina, que tomaba por unos dolores de espalda, y otros medicamentos contra la depresión.
En el arranque del juicio con jurado popular en la Audiencia de Santa Cruz de Tenerife, Handrick, para quien el fiscal pide la prisión permanente revisable, ha indicado que fue su mujer quien comenzó a agredirlo inopinadamente y a lanzarle piedras y que él, al temer por su vida, «devolvió» las pedradas hacia el lugar donde provenían, pero sin intención de golpear a nadie.
Al percatarse de que su hijo menor, Jonas, se había marchado, fue a por él, y al regresar ya no estaban su mujer ni el mayor de los niños, a los que encontró luego dentro de una cueva donde pretendía esconder unos regalos de Pascua para los niños, que, según ha afirmado, no conocía de antemano, sino que la encontraron por casualidad durante la caminata.
En ese momento, su mujer estaba emitiendo «rugidos» y tenía la cara, a la que «le faltaba la mitad», «llena de luz» y los ojos con «un brillo verdoso» pese a la oscuridad que reinaba en la cueva, «como en un tren fantasma». Lanzó una última piedra antes de desplomarse, según ha contado al acusado.
Respecto al niño mayor, Jacob, ha dicho que se lo encontró muerto, y en ese momento se ha derrumbado y ha continuado parte del relato de lo vivido aquel día entre sollozos.
Ha relatado que al salir de la cueva vio que Jonas se había marchado y anduvo «de aquí para allá» para ver si lo encontraba, pero estaba «desorientado», como si fuera el espectador de «una película», pese a lo cual pudo regresar a su casa, desvestirse, asearse y tirar la ropa llena de sangre a un contenedor cercano.
Si no fue a denunciar los hechos a la Policía, ha alegado, fue porque estaba confuso, como si todo fuera «una pesadilla».
A preguntas del fiscal de por qué decidió llevarse a su familia de excursión por un camino que luego calificó como «peligroso» y con altas pendientes, a pesar de estar impedido por sus dolores de espalda, ha dicho que desconocía el camino, y que luego, a pesar de que tuvo que parar y tomar más medicamentos, siguieron de excursión porque los niños estaban «entusiasmados».
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