Nuestra diversidad de climas distintos nos hace particularmente atractivos para el turismo verde, que incluye senderismo y acampadas. Tenemos innumerables playas; también montañas donde estos meses amanece con escarcha por temperaturas bajo cero. Las autoridades de Turismo realizan enormes y exitosos esfuerzos para que sigan viniendo turistas pese a la pandemia.
Pero más que nunca urge colaboración del Ministerio de Medio Ambiente. Hay áreas montañosas penosamente abandonadas, cuyos senderos eran hasta hace poco un orgullo nacional. Este fin de semana, por ejemplo, en Valle Nuevo, Manabao, Valle del Tetero y los trillos y caminos de la cordillera, por las estribaciones del Pico Duarte, hizo estragos una oleada incontrolada de turistas. Dominicanos conscientes y muchos extranjeros quedaron azorados por la salvajada.
Sin control por guardianes ni guías, los bárbaros violaron las normas de preservación para parques nacionales. Llevaron freidurías con fuegos en áreas prohibidas y “musicones” escandalosos. Regaron basura. Irrespetaron el número de campamentos permitidos. Aquello fue tierra de nadie. Ese descuido daña gravemente al país. Ojalá las autoridades enfrenten este desastre.
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