I.- La República Dominicana y una sociedad no sana
1.- La licenciada Raquel Peña, vicepresidenta de la República Dominicana, con motivo del día Internacional de la Mujer, al referirse a la violencia de género, declaró a los medios de comunicación que “no puede existir una sociedad sana, si alguno de sus miembros siente miedo por su vida”.
2.- Lo dicho por la vicepresidenta, es posible analizarlo más ampliamente partiendo de nuestro país de manera concreta.
3.- El ejemplo de una sociedad humana no sana, es la dominicana, que desde hace muchos años demuestra que padece de quebrantos crónicos sin posible curación a la vista.
4.- La alteración de la salud del medio social dominicano, es de unos achaques tan evidentes que no hay que hacer el mayor esfuerzo para comprobarlos.
5.- Los miembros que componen la sociedad dominicana, no solamente sufren por la enfermedad del fenómeno de la violencia, sino por otras taras propias del modelo económico vigente en el país.
6.- La violencia como fenómeno social, ubicada la misma aquí, hay que verla como una enfermedad más de las tantas que vivamente lesionan a la gran mayoría de nuestro pueblo.
II.- La violencia y desigualdad
7.- Ciertamente, la violencia hace sentir miedo por la vida, pero resulta que la que está presente en nuestro país, fruto de la desigualdad, atemoriza a la comunidad entera.
8.- La violencia de género, a la cual hizo referencia la vicepresidenta Raquel Peña, forma parte de otros componentes propios de sociedades injustas semejantes a la dominicana.
9.- Las rígidas estructuras que lesionan a nuestro pueblo son las causantes de la violencia que impera en la sociedad, y quien no lo crea así tiene en su cabeza una montaña de equivocaciones.
10.- Sumar desigualdad, hambre, analfabetismo, insalubridad y falta de techo, es reunir los elementos indispensables para la existencia de una sociedad preñada y lista para parir violencia.
11.- Una comunidad humana en la cual la mayoría de mujeres y hombres del pueblo, se acuestan y se levantan sin tener garantía de satisfacer sus necesidades para vivir, de seguro que están dominados por la indignación y prestos para la violencia.
12.- Las personas que conviven en una sociedad, de diferentes maneras expresan sus sensaciones físicas y morales del disgusto que sienten por la carencia de medios necesarios para el sustento. El sentir de angustia se manifiesta por medio de gestos, acciones pacíficas o de fuerza.
13.- Los marginados de la sociedad obran con ímpetu por el asfixie de que son víctimas. En un pobre, la actitud enérgica, brusca y furiosa, es su respuesta a la violencia sistémica que le quita la dulzura y el encanto con que llegó al mundo terrenal el día de su nacimiento.
III.- El fenómeno de la violencia aterra y desafía
14.- La violencia en sus diferentes formas, es un fenómeno propio de países en los cuales las estructuras y mecanismos de expresión social y política ya no sirven a los fines democráticos y de convivencia civilizada.
15.- El fenómeno de la violencia, está accionando de manera tan notoria y desafiante que el Estado dominicano se ha considerado amenazado, lo que lo ha motivado a tomar medidas extremas de prevención y represión, incluyendo la creación de instrumentos en los cuales están entrelazados civiles, policías y militares, en procura de recuperar el espacio de seguridad perdido.
16.- La violencia expresada en criminalidad ensangrentada, alarma, aterra e inquieta; lleva temor, miedo y sobresalto a lo mejor de la sociedad, a los hombres y mujeres de bien. Semejante situación obliga a las fuerzas motrices a ponerse en tensión para no sucumbir ante ella.
17.- La violencia no es un fenómeno de hoy. Lo que sí alarma ahora es el desarrollo de la espiral de violencia, y la nueva modalidad criminal ligada con el consumo y tráfico de estupefacientes, consecuencia de secuestros, atracos, descuartizamiento y torturas reflejadas en víctimas ligadas al bajo mundo del crimen con estampa internacional.
18.- Por tener la violencia diferentes elementos, se deben aunar esfuerzos dirigidos a enfrentarla colectivamente con posibilidades de éxitos, pues de lo contrario el país va a continuar viviendo en el estado de inquietud en que se encuentra hoy, que si es verdad que no estamos en un ambiente de alarma, inquieta y genera real preocupación.
19.- Enfrentar la violencia de género y en general, no puede ser obra exclusiva de las autoridades. Se precisa también el concurso de hombres y mujeres del pueblo con sentido de responsabilidad cívica. Las organizaciones barriales en conjunto deben convertirse en instrumentos vigilantes y de denuncias contra las actividades ilícitas, sin olvidar que el caldo de cultivo de la violencia y otros fenómenos nocivos son de naturaleza sistémica.
Idea final
20.- Hay que valorar como positiva la declaración hecha por la vicepresidenta Raquel Peña, al hacer referencia a la violencia de género, un fenómeno de mucha incidencia en el medio social dominicano, el cual pone de manifiesto el deterioro en que se encuentra la sociedad dominicana.
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