REDACCIÓN.- El Papa Francisco ha aplazado su viaje a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur, previsto entre el 2 y el 7 de julio, debido a los problemas que arrastra en su rodilla derecha, según ha informado el Vaticano. Se trata de una decisión tomada por prescripción médica ante el problema de ligamentos y de desgaste del cartílago que arrastra en la rodilla derecha y que le ha obligado a usar silla de ruedas para sus desplazamientos en el Vaticano.
«Aceptando la petición de los médicos, y para no anular los resultados de las terapias que ha implantado en la rodilla y que aún se están desarrollando, el Santo Padre se ha visto obligado, con pesar, a aplazar el viaje apostólico a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur previsto del 2 al 7 de julio, a una nueva fecha por definir», señala la Santa Sede.
La nueva fecha, planteó Bruni, está «por definir».
Según el programa que había sido divulgado por el Vaticano hace dos semanas, el pontífice tenía pensado partir desde Roma en la mañana del sábado 2 de julio hacia República Democrática del Congo y regresar el jueves 7 por la tarde desde Sudán del Sur.
El viaje a África obligaba al Papa a dar 12 discursos en seis días y a recorrer 15.800 kilómetros en menos de una semana.
Por el momento, se mantiene el viaje previsto a Canadá con visitas a las ciudades de Edmonton, Iqaluit y Quebec entre el 24 y el 30 del mes que viene.
A causa del dolor en la rodilla, el Papa inició a fines de abril una reducción de actividades y mudó algunas de sus audiencias desde la Biblioteca del segundo piso del Palacio Apostólico al salón de la planta baja de la Domus Santa Marta, en la que vive en el Vaticano.
De todos modos, según supo Télam, el pontífice planteó a algunos interlocutores en los últimos días que por el momento no se va a operar de la dolencia.
Durante las celebraciones de Pascua de la semana pasada, Francisco no pudo presidir la celebración de Vigilia, sino que se limitó a leer la homilía desde un sillón para reducir los desplazamientos, entre otras restricciones.
A causa del dolor, el Papa debió además ausentarse de la procesión del último domingo de ramos, el 10 de abril.
«Tengo este problema en la rodilla que provoca problemas de deambulación, en el caminar, es un poco molesto, pero va mejorando, al menos puedo andar. Hace dos semanas no podía hacer nada. Es algo lento; veamos si vuelve a estar como antes, pero está la duda. A esta edad no se sabe cómo terminará el partido, esperemos que vaya bien», había planteado a inicios de abril en diálogo con la prensa.
En mayo el papa Francisco, de 85 años, se sometió a una infiltración en la rodilla derecha para ayudarle a superar los problemas de movilidad que lleva sufriendo desde hace meses y que, en las últimas semanas, le obligaron a cancelar varios eventos programados en su agenda, impidiéndole además mantenerse de pie durante períodos largos de tiempo para pronunciar discursos o saludar a los fieles, como hubiera querido.
«Tengo un ligamento dañado. Desde hace tiempo estoy así, no consigo caminar. Hace tiempo los Papas andaban con la silla gestatoria (trono portátil). Hace falta un poco de dolor, de humillación…», explicó Jorge Mario Bergoglio en una entrevista publicada por el ‘Corriere della Sera’.
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