SANTO DOMINGO.- Antes de llegar a la administración pública, el exprocurador Jean Alain Rodríguez ya tenía pensado distraer recursos del patrimonio público, según se afirma en el expediente del caso Medusa.
Dice el Ministerio Público, que con esos fines Jean Alain, principal acusado del caso, falseó su primera declaración jurada de bienes, la cual fue presentada el 30 de agosto del año 2012, momento en el que declaró un patrimonio total de más de 220 millones de pesos.
Esa cantidad era una falsa fortuna que en realidad el exfuncionario no tenía en su poder.
«El acusado Jean Alain Rodríguez Sánchez realizó la declaración jurada de bienes cuando ingresa a la administración pública como director ejecutivo del Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana (CEIRD); en la misma declaró un patrimonio total de doscientos veinte millones quinientos ochenta y seis mil ciento treinta y siete pesos con cuarenta y siete centavos (RD$220,586.137.47), para presentar una falsa fortuna que en realidad no tenía, lo que evidencia que el acusado llegó a la administración con el firme y decidido criterio de que el patrimonio público es para depredarlo y lo logró, hoy sus bienes multiplican la aun falsa declaración jurada», afirma el documento en su página 31 de las más de 12 mil que acumula el expediente acusatorio.
Con el objetivo de materializar con éxito su criterio de depredar el erario, el acusado Jean Alain Rodríguez Sánchez, despliega un conjunto de acciones criminales que puso en movimiento en el transcurso de su paso por la administración pública, lo que pone de relieve una conducta delictiva de una persona que no es un criminal circunstancial, sino uno organizado y con una muy clara misión y visión de lo que quería del Estado dominicano.
En su momento de gloria, dice el Ministerio Público, Jean Alain tuvo acceso a la gran oportunidad a la «que cualquier criminal de cuello blanco quisiera acceder: apoyo sin condición del primer ejecutivo de la nación, Danilo Medina Sánchez, poder, informaciones privilegiadas, mecanismos de investigación sofisticados, un gran presupuesto, una millonaria partida económica especial y una mega estructura con una organización refleja a la de la Procuraduría General de la República».
Las acciones del exprocurador giraban en torno a dos objetivos que, según las autoridades, nunca perdió de su enfoque.
La primera era acumular riqueza del patrimonio público y forjarse una carrera política sin importar lo que tuviera que hacer incluso «caer en idear y materializar campañas sucias», en contra de los propios miembros del partido al que pertenecía, ya que entendía que en la medida que salían informaciones falsas o manipuladas de algunas personas a las que veía como posible competencia de sus aspiraciones políticas, él podía crecer en su meta de ser presidente de la República Dominicana, al precio que fuera.
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