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Luchar día a día y sin descanso

La inacción, el marasmo, el estar paralizado, solo posibilita la prolongación del actual orden social, que nada halagador proporciona a la mayoría de nuestra población.

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I.- Por el compromiso asumido

1.- Cada día, luego de dejar de dormir, bajamos de la cama; le damos riendas sueltas al pensamiento y comenzamos a andar, con el fin de cumplir con nuestras obligaciones personales y compromiso social.

2.- El pacto voluntario que hemos asumido con la brega de nuestro pueblo por su liberación, nos impone la misión de ocuparnos de cualquier problema que afecte a la colectividad.

3.- La persona que por convicción abraza la causa de los oprimidos, de manera ininterrumpida debe comportarse militante, sea como miembro de una organización política, o simple participante en el accionar democrático.

4.- En todo país atrasado, dependiente y manejado de manera discrecional por la minoría nacional y los intereses extranjeros, a la ciudadana o al ciudadano sensible, no le cuadra la posición sumisa, indiferente o de diletante. Su deber es ser diligente, laborioso y enteramente solicito.

6.- Las injusticias de que es víctima la niñez dominicana, impiden al ser humano comprometido con el porvenir de nuestro pueblo, el reposo espiritual, estar en calma. El sosiego no le está consentido a quien es testigo de la marginalidad.

5.- Cómo puede un ser humano compasivo permanecer en silencio, aguantar como si tal cosa, que miles de niñas y niños de nuestro país se desarrollen siendo analfabetos, desnutridos y sin garantía de vida.

7.- La forma como está organizada la sociedad dominicana, es incompatible con la existencia digna de la infancia, de los niños que a diario mueren de enfermedades curables.

8.- Ese bebé que no tiene alimentación asegurada, y es candidato a una muerte prematura, no debe dejar de vivir porque su madre fue impedida de alcanzar una gota de leche. Esa cria es posible que deje de existir porque sus progenitores forman parte de los marginados sociales.

II.- Comprometidos para hacer avanzar

9.- El sentido del deber pone a cargo de aquellos que han hecho del compromiso con los humildes, un asunto de principio. Es su deber estar ahí, donde la seriedad política le dice que es su obligación salirle al paso a las dificultades sistémicas.

10.- La descomposición que exhibe la sociedad dominicana, en el orden económico, social y moral, reclama de sus hombres y mujer de honor, que actúen en firme, rompiendo con el quietismo y abracen la actividad política cívica y ciudadana.

11.- La inacción, el marasmo, el estar paralizado, solo posibilita la prolongación del actual orden social, que nada halagador proporciona a la mayoría de nuestra población.

12.- Permanecer sereno, no genera ningún cambio positivo para lo que en verdad se llama pueblo. El movimiento, la movilidad de los que son adversos al statu quo, hará posible transformar la realidad actual.

13.- Son muchos los dominicanos y las dominicanas, que voluntariamente asumieron un compromiso liberador, y no tienen opción. Nada más les queda mantenerse en movimiento, marchar hacia adelante y sin retroceso alguno.

14.- El compromiso social, exige alargar el paso; nada de retrasar ni frenar. Es preferible agitarse para impulsar la modificación de la sociedad injusta, que quedarse reposado y que ella siga pariendo y posibilitando la muerte por falta de comida o de medicinas.

15.- Lo que le dice la vida a los luchadores sociales, es que están en la obligación de continuar trillando el camino que les llevará, juntos a todo el pueblo, a la liberación.

Ideas finales

16.- Corresponde a lo más lúcido del movimiento democrático del país, impulsar, empujar y de cualquier manera causar para que se produzcan los cambios que necesita y merece nuestro pueblo.

17.- Conducir a las grandes mayorías nacionales por el camino de las transformaciones económicas y sociales, debe ser obra de quienes están comprometidos a sacar a las masas del estado de pobreza que se encuentran.

18.- Es hacerle honor al deseo de progreso a que aspira la mayoría de la población dominicana, ocuparse día a día, y sin descanso, para inducir a los oprimidos a hacer suya la brega popular.

19.- Hay que transmitirle energía a los marginados de la sociedad dominicana, para que empujen la lucha popular; que se llenen de puro entusiasmo y con gran brío para que más temprano que tarde se hagan dueños de su destino.

20.- Se impone luchar para incluir como miembros deseados de la sociedad, a los excluidos, a los desechados sistémicos, a los que el sistema ha dejado fuera del progreso, de la civilización.

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