REDACCIÓN INTERNACIONALES.– Los colegios electorales de Brasil cerraron sus puertas este domingo tras unos comicios para los que estaban convocados 156,4 millones de votantes para elegir presidente, gobernadores, diputados, un tercio del Senado y renovar las asambleas legislativas regionales.
Las votaciones pueden continuar más allá de la hora del cierre en aquellos centros de votación donde haya filas de electores al final de la jornada de votación, a las 17.00 hora local (20.00 GMT).
El cargo para presidente se mantiene en una polarizada disputa entre el exgobernante Luiz Inácio Lula da Silva, favorito en todas las encuestas de intención de voto, y el actual mandatario, Jair Bolsonaro, que busca la reelección.
En caso de que ninguno de los candidatos alcance más de la mitad de los votos válidos, los dos más votados tendrán que enfrentarse en una segunda vuelta prevista para el 30 de octubre.
Los brasileños acudieron a las urnas este domingo en 5.570 municipios, el Distrito Federal de Brasilia, el archipiélago de Fernando de Noronha y en 181 localidades del exterior.
La jornada electoral, la primera realizada con el huso horario unificado y sin encuestas de pie de urna, duró nueve horas y transcurrió con normalidad general, salvo algunos incidentes aislados.
Según el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, en el país se habían registrado hasta dos horas antes del cierre 663 delitos electorales, por los que fueron detenidas 250 personas, entre ellas algunos de los candidatos regionales que se promovían dentro de los lugares de votación e infringían la legislación electoral.
El Tribunal Superior Electoral (TSE) informó que hasta las 16.00 hora local (19.00 GMT), una hora antes del cierre de los colegios electorales, había sustituido 3.222 urnas electrónicas que registraron fallas y corresponden al 0,60 % de los 472.075 artefactos instalados en todo el país.
Las elecciones se celebraron con la seguridad reforzada por el Ejército en 568 de los 5.570 municipios del país, en su mayoría en la región amazónica y en ciudades con índices altos de violencia como Río de Janeiro.
Una misión de observación internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA), encabezada por el excanciller paraguayo Rubén Ramírez Lezcano, acompañó las elecciones realizadas con el sistema de votación electrónica, bastante criticado por Bolsonaro.
La votación en urnas electrónicas en Brasil fue implementada desde 1996 sin que hasta ahora se hayan comprobado fraudes en todas las elecciones desde entonces, pero Bolsonaro ha puesto en duda la seguridad del sistema.
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