Ankara.- El recuento oficial de víctimas mortales de la explosión el viernes en una mina de carbón en Turquía, en la costa del mar Negro, ha aumentado oficialmente este sábado a 40.
«Hemos alcanzado los 40 mártires (muertos) ahora. Pese al fuego, los equipos de rescate lograron con gran sacrificio sacar a otros 40 mineros», confirmó el ministro del Interior, Suleyman Soylu, ante la prensa.
En total, once mineros se encuentran aún hospitalizados, cinco de ellos en estado grave, mientras que al menos un trabajador sigue desaparecido.
«Once heridos están en los hospitales, seis de ellos en la clínica Çam Sakura de Estambul. La situación no está clara con un minero. Las obras de búsqueda y rescate siguen hasta que se haya aclarado su situación», explicó el ministro turco.
Mustafa Turan, jefe de la unidad de quemados del hospital Çam Sakura Hospital de Estambul, explicó que recibieron seis heridos vía ambulancias aéreas y que uno de los heridos tuvo que ser operado de urgencia.
«Cinco hombres se encuentran en la unidad de quemados y su estado es grave», explicó el médico.
Un total de 110 mineros se encontraban en la mina de Amasra, en la provincia de Bartin, en el momento de la explosión, que por razones aún desconocidas sucedió a las 15.15 GMT a 300 metros de profundidad.
El propio presidente, el islamista conservador Recep Tayyip Erdogan, anunció en la red social Twitter que se trasladará hoy mismo al lugar del accidente para «coordinar los trabajos de búsqueda y rescate».
Mientras, la Fiscalía local ha designado a tres fiscales para investigar la causa del siniestro.
El ministro de Energía turco, Fatih Dönmez, que también acudió anoche a Amasra, declaró a los medios que según las primeras pesquisas el desastre fue causado por una explosión de grisú. «Hay varios derrumbes parciales», explicó Dönmez,
«No sabemos nada. Hubo polvo y humo, no pudimos ver qué pasó. Yo salí por mis propios medios. Los que estábamos algo alejados solo sentimos la presión de la explosión, pero no pudimos ver nada», indicó a la cadena NTV un minero que salió del pozo antes de que llegaran los equipos de rescate.
La mina siniestrada pertenece a la empresa estatal Turkish Hard Coal Enterprises.
Según el diario turco Evrensel, un informe del Tribunal de Cuentas ya indicó en 2019 que en este pozo se estaban registrando filtraciones de gas con riesgo de explosión.
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