MADRID.- En unos días llegará a las librerías españolas la primera biografía autorizada de Paul Newman, el actor considerado aún hoy día el hombre más guapo del mundo, que, unos años antes de morir, pidió ayuda a su amigo Stewart Stern para recrear lo que había sido su vida, marcada desde niño por su indudable belleza.
«Paul Newman. La extraordinaria vida de un hombre corriente», primera biografía autorizada por el actor, es una obra reveladora e introspectiva, íntima y analítica, por momentos tierna y, siempre, profunda y compleja, según adelanta su editorial Libros Cúpula, que publicará esta obra el 23 de noviembre.
La salida del libro en España coincide con el lanzamiento de «Las últimas estrellas de Hollywood», el documental sobre Paul Newman y Joanne Woodward que HBO estrenó también este mes, basado en las mismas fuentes que la biografía: las grabaciones realizadas por Stewart Stern, en su mayor parte narradas por el propio Newman, donde se recogen historias y recuerdos de su familia, amigos y personalidades como Elia Kazan, Tom Cruise, George Roy Hill y Martin Ritt.
Nacido en Shaker Heights (Ohio, EEUU) el 26 de enero de 1925, Newman murió el 27 de septiembre de 2008 tras sufrir un cáncer de pulmón que no respondió a la quimioterapia. Pasó sus últimos meses junto a los suyos hasta su fallecimiento en su granja de Connecticut a los 83 años.
Fue actor, director y productor, y también tuvo una actividad digna de destacar como piloto de automovilismo. Por indicación suya, Stern entrevistó a actores y directores con los que había trabajado; a sus amigos, a sus hijos, a su primera esposa, a su psiquiatra y a Joanne Woodward, y después de escuchar y leer lo que otros decían de él, Newman dictó su propia versión de su vida.
Catorce años después de su muerte, aún hay muchas cosas que el mundo no conoce, asegura su editor, que también certifica que la única regla fue siempre ser «completamente honesto«.
El libro desvela la terrible relación con su madre, que lo trataba como un mero objeto decorativo, y lo doloroso que fue para él darse cuenta de que si hubiese sido un niño feo no le habría hecho ni caso. «A día de hoy -dice el propio Newman en sus memorias-, aún estoy tratando de desentrañar mi propio corazón y mis deseos de los del resto de aquellos que me rodean y que están seguros de contar con todas las respuestas».
También confiesa, como padre, ser consciente de que su fama «lo desbarató todo» para sus hijos, Scott, Susan, Melissa, Claire, Nell y Stephanie.
En otra de sus páginas, Newman afirma que quiere dejar «alguna clase de testimonio que ponga las cosas en su sitio, abra brechas en la mitología que ha florecido a mi alrededor, acabe con algunas de las leyendas y mantenga a raya a las pirañas».
«Algo que deje constancia, con algún grado de precisión, del tiempo que he pasado en este planeta. Probablemente, a causa de mi senilidad, acabaré por revisar todo esto y crear con ello una autobiografía con cierta apariencia de veracidad. Porque lo que existe hasta la fecha no tiene un ápice de verdad. Eso es lo que realmente quiero hacer», explica.
Y confiesa cosas como que nunca disfrutó de la actuación, o de subir al escenario. «Quizá por eso bebía tanto -reconoce-. La exuberancia, el peligro, lo exultante de la interpretación se multiplicaba por ochenta. De haber obtenido aquellas sensaciones solo de la actuación, no hubiese tenido que salir por ahí a ponerme ciego».
Su mirada penetrante de ojos azules se ha ganado un hueco en la posteridad, como también su extraordinaria trayectoria como cineasta y su inolvidable filmografía, con la que demostró, además, majestuosas virtudes en todos los géneros. Hoy, su fama es eterna.
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