«Quisiera enviar un saludo a los jugadores, a los aficionados y a los espectadores que siguen el Mundial que se está disputando en Catar desde varios continentes. Que este importante acontecimiento sea una ocasión de encuentro y armonía entre las naciones, fomentando la fraternidad y la paz entre los pueblos», dijo al final de la audiencia general que se celebró como cada miércoles en la plaza de san Pedro.
La elección de Catar como anfitrión del Mundial de fútbol ha despertado duras críticas por sus políticas internas, restrictivas con las libertades individuales, los derechos laborales y el respeto a las minorías.
Diferentes ONG internacionales, como Amnistía Internacional (AI) o Human Rights Watch (HRW), han ido denunciado la situación de los derechos humanos en el país árabe, basándose en exhaustivas investigaciones y numerosas fuentes.
Durante su reciente viaje en Baréin, el pontífice argentino abogó para que en toda la región del golfo pérsico se fomenten «derechos y condiciones justas y cada vez mejores para los trabajadores, las mujeres y los jóvenes, garantizando al mismo tiempo respeto y atención para los que sufren mayor marginación en la sociedad, como los que han emigrado y los presos».
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