Brasilia.- Brasil comenzó a ser blindada a partir de este viernes para la investidura del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que será celebrada el domingo bajo una estricta seguridad frente a las amenazas de la ultraderecha más violenta y radical.
La vasta operación policial que se prepara para el domingo, que movilizará a unos 15 mil agentes de todos los cuerpos de seguridad del Estado, comenzó a ser desplegada en la avenida Explanada de los Ministerios, donde se concentrará toda la ceremonia de investidura.
El tránsito de vehículos por la avenida fue totalmente prohibido este viernes, cuando también se restringió el paso de peatones y comenzaron a ser instaladas vallas en todos los accesos a ese bulevar, que se extiende a lo largo de unos dos kilómetros.
La preocupación de las autoridades está enfocada en amenazas que han surgido en unos radicales grupos de ultraderecha que respaldan al presidente saliente, Jair Bolsonaro, que en las últimas semanas han protagonizado protestas violentas en Brasilia.
Un miembro de esos grupos fue detenido el pasado fin de semana después de que instaló una bomba en un camión cisterna que se dirigía al aeropuerto, donde planeaba provocar la explosión.
Esos ultras más violentos están vinculados a grupos que, desde el 31 de octubre pasado, un día después de las elecciones, acampan a las puertas de los cuarteles para exigir un golpe que impida la investidura de Lula y mantenga a Bolsonaro en el poder.
Este viernes, sin embargo, el presidente saliente rompió el silencio en que se había sumergido desde su derrota en las urnas y desalentó a los violentos, aunque pidió a los suyos que mantengan una dura oposición a Lula.
«No vamos a creer que el mundo acaba este 1 de enero» con la investidura de Lula, declaró sollozando en un directo por sus redes sociales, e instó a sus seguidores a «no tirar la toalla ni dejar de hacer oposición», aunque pidió que sea en forma pacífica.
También fue claro en relación a la violencia. «Nada justifica un acto terrorista», afirmó.
CARAVANAS DE UN LADO Y DEL OTRO HACIA BRASILIA
Aún así, la Policía Federal informó este viernes de que vigila algunas caravanas de bolsonaristas que han partido desde diversos puntos del país y se dirigen hacia Brasilia, donde deberán llegar durante el sábado.
Hacia la capital también partieron en los últimos días otras caravanas, pero de simpatizantes de Lula que participarán en el acto de investidura y en una gran fiesta popular que se celebrará en la Explanada de los Ministerios el domingo, para la que se espera a unas 300.000 personas.
Las autoridades de Brasilia aclararon este viernes que «no será permitido» en esa avenida «ningún acto contrario al nuevo Gobierno» y que quienes deseen protestar contra Lula podrán hacerlo en puntos distantes de la ciudad y predeterminados.
También el domingo se espera que lleguen durante la mañana, unas horas antes de la ceremonia, la mayoría de la veintena de jefes de Estado y de Gobierno que han confirmado presencia.
Entre ellos, figuran el rey de España y los líderes de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Uruguay, así como los presidentes de Alemania y Portugal.
A última hora, podría llegar también el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cuya entrada a Brasil había sido prohibida por el Gobierno mediante un decreto de 2019 y revocado este mismo viernes, en lo que ha sido el primer paso hacia la restitución plena de las relaciones que ha prometido Lula a partir del 1 de enero.
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