REDACCIÓN.- Hace tres años, el mundo del deporte y en especial, el baloncesto perdía a uno de los mejores jugadores que jamás haya tenido. El 26 de enero de 2020, Kobe Bryant fallecía a los 41 años en un accidente de helicóptero cuando se dirigía a un partido de su hija Gianna, de 13, y sus amigas. Murieron ellos dos y las otras siete personas que viajaban en la aeronave, incluido el piloto, sobre el que recayó la responsabilidad del siniestro después de las investigaciones realizadas.
«Cuando Kobe murió, una parte de mí también», llegó confesar Michael Jordan durante su discurso mientras recordaba momentos entre ambos. El considerado mejor jugador de todos los tiempos fue el espejo de Kobe a lo largo de toda su carrera. Los vídeos con acciones de los dos, prácticamente iguales, así lo acreditan. También ejerció de confesor y consejero en más de una ocasión.
Son ya tres años sin el mito, al que nadie olvida. Fue el ídolo de toda una generación de jugadores, de las jóvenes estrellas actuales, que crecieron viéndole jugar, tratando de imitar sus acciones y con su imagen colgada en las paredes de sus habitaciones. La prematura muerte de Kobe y lo trágico del suceso agrandó una leyenda que ya era enorme.
Porque el escolta era el cuarto máximo anotador en la historia de la NBA (33.643 puntos), ganó cinco anillos, fue seleccionado en 18 ocasiones para All Star, se llevó dos oros olímpicos, anotó 81 puntos en un partido, la segunda mejor marca de siempre en la Liga, y 60 en el de su retirada, lanzó tiros libres con el tendón de Aquiles roto, combatió mil veces contra el dolor.
Desde el trágico día, el Staples Center fue rodeado por miles de aficionados que dejaron a las puertas ramos de flores, imágenes del ídolo, mensajes y cartas. Muchas paredes de Los Ángeles se poblaron con murales de Kobe que aún se conservan. Las pieles sufrían con los tatuajes de la leyenda.
Los partidos de la NBA comenzaban con lágrimas de quienes habían sido sus compañeros y los Lakers, en estado de shock, tardaron días en emitir cualquier comunicado o manifestarse en las redes sociales. El equipo juega sus partidos como local bajo las camisetas de sus jugadores más ilustres. Entre ellas están los dorsales 8 y 24.
La estrella de la NBA partió a los 41 años pero alcanzó mucho en vida, dejando una huella en los corazones de muchos. En especial, en aquellos niños que lo admiraban y anhelaban convertirse en él. Kobe abrió su propia academia en el 2018, junto al inversionista Chad Faulkner, llamada Mamba Sports Academy, la cual dos años después tras su fallecimiento retiró el ‘Mamba’ de su nombre por respeto al ícono del deporte.
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