Introducción
1.- Con motivo de un artículo que publicamos recientemente con el título: «A los 56 años de mi graduación en la UASD», algunas personas que tuvieron la oportunidad de leerlo, nos han sugerido que expliquemos con más detalles las razones que tenemos para decir que ser abogado nos ha permitido comportarnos como un hombre libre.
2.- Creemos que toda persona con inclinación para ser abogada o abogado, e interesado en luchar por los problemas sociales, económicos y políticos de la humanidad, encuentra en el ejercicio de la abogacía el espacio ideal para materializar su ideario.
3.- Tener la vocación de abogado, llegar a serlo y no estar comprometido con intereses que frenan el desarrollo nacional independiente de los pueblos, llevan a una mujer o a un hombre a gozar de libertad para darle riendas sueltas a sus deseos.
4.- Los profesionales del derecho tienen un amplio campo para accionar sin estar amarrados a conveniencias de particulares. Ellos pueden hacer uso de total autonomía para cumplir con el encargo de su cliente, sin quedar atados.
I.- Ser abogado y querer ser libre
5.- Sentirse libre, luego de ejecutar su labor como abogado, hace de los profesionales del derecho entes sociales adecuados para participar en los asuntos de interés colectivo. No resulta lo mismo con el sujeto que presta un servicio y debe mantenerse sumiso.
6.- En un país como el nuestro, con una composición social policlasista, la abogada o el abogado que quiere ser libre, debe estar totalmente liberado de compromisos, porque el que se obliga compromete su voluntad y, por vía de consecuencias, su independencia, la autonomía, es decir, la facultad de gobernarse por sí mismo.
7.- Un ser humano libre es aquel que no depende de nadie; que no tiene ninguna clase de obstáculo para obrar de cualquier manera. Es el que está facultado para hacer o no hacer lo que decide voluntariamente.
8.- Aquel que para actuar está supeditado, no puede ejecutar libremente porque debe anteponer la sumisión a lo que su intención le manda a hacer.
9.- Estar comprometido, limita la ideología, lo mismo que ponerse al servicio de otro por un salario, o por lograr un empleo bien pagado y de poco trabajo.
10.- Hacer depender a la conveniencia o decisión de otro el ejercicio de las ideas y el mantenimiento de los principios, es hacer permanecer condicionada la libertad.
II.- Querer ser libre, pero limitado
11.- Por más que un individuo haga gala de su independencia y amor por obrar, no es libre si está sujeto, cogido en su pensamiento por compromisos económicos o agradecimientos.
12.- Una persona puede jactarse de decir que goza de plena libertad para expresarse, pero en la práctica para ejercerla está contenida, encadenada, y para liberarse debe dejar de estar metida en cintura.
13.- En el medio social dominicano están presentes miles y miles de ciudadanas y ciudadanos que tienen una concepción clara de las causas generadoras de la infelicidad de su pueblo.
14.- Pero esos mismos conciudadanos se sienten cohibidos e impedidos de opinar y actuar contra el sistema que hace infeliz a la mayoría de las dominicanas y de los dominicanos.
15.- Aquí son muchísimos los ilustrados convencidos de la superioridad del socialismo real sobre el capitalismo más desarrollado, pero el orden establecido les impone callar o simplemente quejarse en voz baja.
16.- A una mujer o a un hombre sensible, le es duro, muy difícil, voluntariamente, declararse inhabilitado, excluirse de la lucha social porque está obligado a hacerle fiel al sistema que causa la opresión de sus compatriotas que viven en la pobreza.
III.- Abogados o abogadas que deben callar
17.- Para salir de la desigualdad de oportunidades que margina a la gran mayoría de la población, nuestro país solamente cuenta con los hombres y las mujeres libres, que piensan y accionan como entes sociales en libertad de llamar a los oprimidos a hacer su vida desligados de los pequeños grupos que les mantienen al margen del progreso social.
18.- Aquellos profesionales que, conjuntamente con sus servicios, su talento y sus ideas, entregan su libertad, están impedidos de luchar por su pueblo y adecentar la vida pública.
19.- El dominicano sumiso, que hipotecó su libertad por una iguala, sueldo o simple prebendas, debe estar listo para no decir pío; morderse los labios; callarse como un muerto; hacer mutis; dar la callada como respuesta, no abrir la boca.
20.- Resulta engorroso para una señora o un señor profesional del derecho, que sabe lo que motiva la presencia del cólera en los barrios marginados del país, tener que callar porque el státu quo le ata de lengua, cerebro, pies y manos.
21.- Algunas personas de pensamiento progresista, al estar aprisionadas por los intereses de la minoría nacional o del imperio, se ven reducidas a loros amaestrados, a estar pensando al paso y con miedo para emitir opiniones que les puedan crear conflictos de intereses.
22.- Profesional del derecho y libre, es la mujer o el hombre abogado que con dignidad y decoro presta sus servicios sin limitar su derecho a la brega política y social.
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