Londres.- Miles de personas tomaron este sábado las calles del centro de Londres para celebrar la coronación de Carlos III y Camila, en una jornada festiva pese a la intensa lluvia que cayó sobre la capital británica.
Desde primera hora de la mañana, se palpaba la emoción de los asistentes congregados en los aledaños del céntrico Green Park, a la espera de poder avistar a los reyes en su carruaje durante la procesión que partió del Palacio de Buckingham hacia la Abadía de Westminster.
No solo ingleses, sino también numerosos visitantes estadounidenses, austriacos, franceses, brasileños y hasta japoneses se cubrían con la bandera británica, conocida como Union Jack, y portaban imágenes con el rostro del rey, dispuestos a vivir en primera persona un momento único en la historia reciente.
Pese a la meteorología desapacible en la capital británica, el ambiente por las calles de Londres era jovial y festivo.
Abundaban las pantallas mostrando la coronación minuto a minuto, banderas y retratos de Carlos y Camila en los escaparates, y hasta grandes coronas sobre las paradas de autobús del centro de la ciudad, un despliegue que demuestra la influencia de la monarquía británica en el Reino Unido del siglo XXI.
En paralelo a las festividades, en la céntrica plaza de Trafalgar, uno de los escenarios por donde pasó la procesión real, se celebraba una nutrida protesta en contra de la monarquía.
Rodeados por numerosos efectivos de la policía, los manifestantes gritaban y portaban pancartas en las que se leía «Not my King» («No es mi rey»).
Jornada para la historia
Sue Lewis-Badgett y su familia llegaron a Londres desde el condado de Surrey, al suroeste de la capital, para asistir a la jornada de coronación. La mujer comentó a EFE que «no hay un evento igual en todo el mundo».
El público congregado en el recorrido de la procesión real coincidía en subrayar las diferencias respecto a los actos de 1953, cuando fue coronada Isabel II, ocasión en la que la reina se dio un baño de masas durante un desfile mucho más largo que el de hoy.
«Divertida», «histórica», «impresionante» y «exagerada» son algunos de los adjetivos con los que los asistentes describieron esta monumental ceremonia, que no dejó a nadie indiferente.
Aunque la popularidad de Carlos ha decaído en los últimos meses, según las encuestas, Lewis-Badgett insistió en que «los republicanos son una minoría» en el Reino Unido.
Gran cantidad de visitantes extranjeros vinieron expresamente a Londres para la coronación, como es el caso de un grupo de profesoras francesas, que aseguraron a EFE que la ceremonia ha «superado sus expectativas». «Somos unas grandes ‘fans’ de Isabel II, la adoramos, no se puede comparar a Carlos con Isabel», puntualizó una de ellas.
La monarquía como elemente unificador
Alexandre McMorrow, ejecutivo de ventas en el distrito financiero, expresó por su parte el sentimiento, compartido por muchos británicos, de que «la monarquía ejerce de elemento unificador entre las naciones que conforman el Reino Unido y los miembros de la Commonwealth».
Con todo, entre los asistentes a la procesión parecía haber consenso sobre su preferencia por Isabel II sobre su primogénito, y muchos de ellos aseguraron que esperan poder asistir en el futuro a la coronación de Guillermo, actual príncipe de Gales.
«Yo era un gran admirador de la reina, aunque no tanto de Carlos», aseguró a EFE Nicolas Fugler, director de New & Lingwood, tradicional sastrería en el acomodado barrio de Mayfair. «Tiene mucho trabajo por delante para llegar a ese nivel, la sombra de su madre es demasiado alargada», reflexionó.
«A pesar de la mala prensa generada a raíz de la tragedia de Lady Di y otros escándalos, el rey ha sabido volcarse en los últimos años en labores benéficas y en la lucha contra el cambio climático, modernizando la imagen de la monarquía», matizó McMorrow.
Muchos de los asistentes resaltaban asimismo que Carlos llevaba décadas esperando su coronación y, por fin, «ha llegado su momento».
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