Por: Cholo Brenes
Desde que tenemos conocimiento de la historia, los imperios, gobiernos o monarquías se caen porque su pueblo, a través de los días, se insubordina por sus actitudes en contra del gran pueblo. No conocemos con exactitud las causas de la caída del imperio Romano pero sí sabemos que con su caída empezó la edad media. Muchas teorías de la causalidad han sido exploradas y preocupa más la desintegración de las instituciones sociales, políticas, económicas, militares y de otro tipo.
“Los SS. XX y XXI han visto multiplicarse el interés por este problema histórico, debido probablemente al hecho de que la civilización contemporánea tiene muchos rasgos comunes con la de la Antigüedad Tardía, ya que la cultura occidental está en un período de transición, como la Roma de los siglos III y IV.” (Wikipedia)
Ni hay enemigo pequeño, y cual pequeño, por minúscula que sea la manifestación popular no debemos ignorarla. El gobierno actual ha heredado de su compañero Leonel cientos de problemas que lo obligarán a decirnos a todos si la casa que recibieron tienen muebles o no, si se llevaron las instalaciones eléctricas o si hicieron de la nación una pensión de mala muerte. Han comenzado las manifestaciones pequeñas en principios sobre las denuncias a funcionarios de ayer que siguen siendo de hoy. Vincho se destapa diciendo que por el solo rumor público, en otras palabras, denuncias en la prensa va a comenzar a actuar. De ese susto no me muero yo.
El estilo de gobierno de Danilo dista mucho del de Leonel, hasta en sus manifestaciones de intimidad esto se ve. Parece que hay una verdadera pareja en el palacio y la forma de vestir para visitar barrios marginados aquí nos lo está diciendo. Seguro que hay organismos de seguridad cuidándolo, pero los odiosos rangos altos y cuestionados por la embajada americana no se ven. No soy Danilista, ni peledeìsta pero si desearía que por fin un nuevo estilo de gobierno, sin arrogancia, sin petulancia, con sencillez y apegado a la justicia habite las habitaciones del Palacio Nacional.
Será de muy mal gusto el tirar la tarja de la ex Primera Dama a la basura, pero nos está diciendo algo muy grave en esa actitud.
Están las denuncias basadas en hechos de que alrededor de diez restaurantes, como Clementine, y sitios gourmet han sido cerrados desde que prohibieron las tarjetas de crédito a funcionarios. Esta práctica viene desde los primeros años desde el Leonelato (1996-2000). En varias oportunidades uno se encontraba con funcionarios del gobierno bebiendo muy buenos vinos, muy buenos whiskys y llegando inclusive a degustar platos no comunes en lugares de primera categoría. Seguro muchos de ustedes recordarán cómo en el primer año del cuatrienio de Leonel entraban carnes de jabalíes, faisanes, venados, canguros, cual festín del imperio romano, por el aeropuerto y se afirmó por la prensa que eran pedidos por un ministro que todavía sigue a caballo en el Palacio Nacional.
Qué suerte es haber nacido degustando tan buenos platos…
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