REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Corea del Norte incorporó a su Constitución el estatus de potencia nuclear del país, dijo el jueves la agencia de noticias oficial KCNA.
«La política de construcción de una fuerza nuclear de RPDC (República Popular Democrática de Corea) se ha establecido de forma permanente como ley básica del Estado, que nadie puede burlar por ningún medio», dijo el líder norcoreano Kim Jong Un durante una reunión de la Asamblea Popular del país celebrada el martes y el miércoles, según KCNA.
Corea del Norte ha llevado a cabo un número récord de ensayos armamentísticos este año, durante el que han crecido las especulaciones sobre una prueba nuclear que sería la séptima en su historia y la primera desde 2017.
También incrementó la tensión con Corea del Sur y Estados Unidos, que han intensificado los ejercicios militares conjuntos en la zona.
La diplomacia se encuentra estancada y la posibilidad de negociar una desnuclearización de la península parece ínfima.
Hace un año, la Asamblea Popular aprobó una ley que declaraba Corea del Norte como una potencia nuclear y Kim dijo que este estatus era «irreversible». La legislación también permitía el uso preventivo de este tipo de armas.
Ahora, este órgano legislativo controlado por la cúpula de poder norcoreana va un paso más allá e inscribe este estatus en la misma Constitución.
«Es un evento histórico que proporciona una poderosa baza política para reforzar notablemente las capacidades de defensa nacional», dijo Kim, según recoge KCNA.
El líder norcoreano también afirmó que Estados Unidos, Corea del Sur y Japón han formado una «alianza militar triangular» y que esto «finalmente ha resultado en la emergencia de una ‘OTAN versión asiática‘, la causa de la guerra y la agresión». «Esta es la peor amenaza actual», agregó.
Además de los múltiples ensayos de armas de este año, entre los que hubo lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales, Pyongyang ha intentado sin éxito en dos ocasiones poner en órbita un satélite de inteligencia militar.
Corea del Sur y Estados Unidos respondieron reforzando su cooperación en defensa, con numerosos ejercicios militares conjuntos en los que también ha participado Japón.
Las relaciones entre ambas Coreas se encuentran en uno de sus peores momentos y la vía de resolución diplomática está estancada tras los fallidos intentos de discutir una desnuclearización del Norte.
El representante de Pyongyang en la ONU, Kim Song, denunció esta semana ante la Asamblea General que la península «se dirige hacia el borde de una guerra nuclear».
El pasado 2 de septiembre, Pyongyang llevó a cabo «un simulacro de ataque nuclear táctico» con ojivas nucleares tácticas instaladas en dos misiles de crucero de largo alcance disparados al mar, explicó entonces KCNA.
Este medio señaló que era un «ejercicio de contraataque» ante la actividad militar de Estados Unidos y Corea del Sur en la zona, que Pyongyang entiende como preparativos para una invasión.
Este añadido constitucional se produce poco después de la visita de Kim Jong Un a Rusia, su primer viaje internacional desde la pandemia, y de su cumbre con el presidente Vladimir Putin.
Esta reunión alimentó los temores de Occidente de que Moscú y Pyongyang hagan frente común y desafíen las sanciones internacionales con contratos de armas.
Los expertos consideran que Moscú está interesado en adquirir municiones norcoreanas para la guerra en Ucrania, mientras que Pyongyang quiere la ayuda rusa para desarrollar misiles y satélites.
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