Durante la Edad Media los cristianos organizamos cruzadas, que incluyeron hasta niños, para marchar hacia Tierra Santa y liberarla del control de los musulmanes, quienes, a su vez, por adorar estatuas, nos consideraban idólatras.
Pero hoy día en la Tierra Santa seguimos en guerra por asuntos religiosos. Los judíos en Europa sufrieron grandes persecuciones en el siglo XIX, los llamados pogromos, y luego las barbaridades del Holocausto de Hitler. Terminada la Segunda Guerra Mundial optaron por ir, por fin, a la tierra que le fue prometida por Moisés, es decir a Israel, territorio que durante centurias había estado habitado por musulmanes palestinos. Para los musulmanes palestinos es la tierra donde había nacido el dios Mahona y donde desde allí había ascendido al cielo. Para nosotros los cristianos es lugar de peregrinación y de tierra sagrada por haber nacido, vivido y fallecido allí Jesucristo. En Israel es que están los principales sitios sagrados de judíos, musulmanes y cristianos.
Pero esa tierra era un desierto. Si no hubiera sido por las referencias históricas y religiosas lo lógico hubiera sido que los judíos hubieran ido a vivir a los vastos y ricos terrenos de Australia. Pero, gracias a los israelitas hoy día en el desierto de Palestina ha surgido la agricultura y hasta petróleo han encontrado.
Cuando llegaron los judíos a Israel en la posguerra, ocuparon una proporción muy reducida de Palestina, pero a medida que ha pasado el tiempo han tomado más terrenos y hoy día los palestinos habitan en apenas Transjordania y el Estrecho de Gaza, dos proporciones muy reducidas en comparación con lo que originalmente fue el territorio palestino. Para complicar la cosa aun más, en Israel el actual gobierno es de extrema derecha, muy controversial y que ha tratado hasta de reducir la democracia en ese país. Muy diferente a los tiempos de Shimon Peres.
El Estrecho de Gaza fue controlado durante varios años primero por Egipto y luego por Israel, pero este último país decidió abandonar la zona y en unas elecciones ganó allí Hamas, un grupo terrorista que hace pocas semanas invadió sorpresivamente a Israel matando a más de mil inocentes niños, mujeres y otros civiles. Pero desde esos días para acá los israelitas han matado con sus bombardeos en Gaza a muchos más palestinos que los judíos asesinados por estos hace pocas semanas. Israel ha bloqueado el acceso a Gaza negándole alimentos, agua y combustible y creando el potencial de una enorme catástrofe humana.
Estados Unidos y otros países están tratando de que llegue a Gaza ayuda a través de la frontera con Egipto. Naciones Unidas pide un cese al fuego por razones humanitarias.
Israel cuenta con todos los recursos para poder ganar la guerra contra Hamas, pero tiene todas las de perder en la paz. El arma secreta de Hamas es su capacidad de provocar reacciones violentas, fruto de la sed de venganza, por parte de los israelitas que horrorizan la opinión pública mundial. Israel sabe como ganar la guerra, pero nadie tiene idea de quién gobernará a Gaza después de su victoria.
Estados Unidos, reaccionando muy emocionalmente por la destrucción de las Torres Gemelas, se embarcó en y ganó la guerra en Irak y Afganistán, pero, allí perdió la paz, pues, los gobiernos de esos dos países hoy son hostiles a Norteamérica. Un cambio de gobierno en Israel, que promueva una solución en base a la coexistencia de dos países, Palestina e Israel, más la reducción del poder de los extremistas representados por Hamas, sería la única solución.
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