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Las Águilas, descartadas, apenan y avergüenzan

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Hay una contradicción entre el que quiere ganar juegos, y quien procura percibir cuartos. El dólar, el dinero, le está quitando entusiasmo al béisbol, hasta el punto de que le ha cambiado sus reglas originarias.

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1.- El sentimiento, la emoción, la sensación e inclinación afectiva salen del alma, y en ocasiones resultan de la predilección por algo que nos encanta, motiva simpatía.

2.- Para ser partidario o de cualquier manera seguidor, hay que sintonizar; que tuquerer se lleve bien con quien tú quieres, para que así pueda surgir el mutuo afecto.

3.- En el béisbol dominicano, el aguilucho no persigue nada material. Solo desea que el equipo Águilas Cibaeñas, gane juegos en la pelota profesional invernal dominicana.

4.- Cuantas veces el conjunto aguilucho vence, la alegría está presente en el corazón de sus parciales. No hay nada de que apenarse, lamentos ni pesares. Todo es gozo, no hay espacio para la tristeza.

5.- El fanático aguilucho, no es ningún estúpido para desconocer que así como su equipo gana, está expuesto a lo que no esperaba, quedar vencido. Esto forma parte del juego.

6.- Pero, además, ocurre y viene a ser que el equipo Águilas Cibaeñas, identifica la región del país donde está presente la generalidad de grupos humanos, emprendedores, desarrollistas y con orgullo de ser exitosos.

7.- En general, al aguilucho no le cabe en su cabeza tener un equipo mediocre, mientras otras franquicias cuentan con conjuntos que sobresalen por la notoria calidad de sus jugadores.

8.- Cómo un aguilucho, que sigue a su equipo por puro sentimiento, puede resignarse a quedar descalificado, fuera de competencia, porque, al parecer, los bolsillos para conseguir lanzadores de calidad se encogieron, se pusieron chiquitos.

9.- A lo mejor, muchos fanáticos del equipo Águilas Cibaeñas, no se dan cuenta de que la pelota profesional es un negocio, y cuando en una actividad comercial se invierte, es con el fin de alcanzar ganancia, no importa que sea vía un centro religioso o un prostíbulo.

10.- La mercancía dinero no tiene alma, corazón, sentimientos, simpatía, emociones, ni entiende nada de bate, guante ni pelota de béisbol. Su mundo es moverse, alojarse allí donde su poseedor obtiene beneficios.

11.- Hay una contradicción entre el que quiere ganar juegos, y quien procura percibir cuartos. El dólar, el dinero, le está quitando entusiasmo al béisbol, hasta el punto de que le ha cambiado sus reglas originarias.

12.- Los dueños de la compañía Águilas Cibaeñas, pueden estudiar la posibilidad de, entre ellos, escoger para presidir la sociedad a uno que conozca la interioridad del juego, las necesarias relaciones armoniosas con los peloteros, y a los inversionistas que abran la cartera, amplíen el largo de los bolsillos.

13.- El béisbol, como diversión y agradable pasatiempo, cuando está ligado con el objetivo de recibir beneficios, crea choques, oposición permanente, situación de trance entre fanáticos que defienden con apasionamiento a su equipo, y el inversionista que procura ganar por el empleo de su dinero.


14.- Ningún aguilucho auténtico, nadie que lleve en su corazón a las Águilas Cibaeñas, va a aceptar sin indignarse, estar, años tras años, quedando afuera, abajo, en la parte inferior, donde están los sin dolientes.

15.- El equipo Águilas Cibaeñas, el que más campeonatos ha ganado en menos años de existencia en la pelota profesional, no está acostumbrado a quedar fuera de combate. Su historial es hacer morder el polvo de la derrota a sus contrincantes, motivar batir en retirada a su contendor, impulsar a tirar la toalla y dejar pegados en la pared a sus contrarios, muy en particular a los que para que les llamen gloriosos, pagan animadores, que se hacen pasar por narradores. 

16.- El aguilucho quiere que su fanatismo sea traducido en gozo, por el triunfo obtenido por su equipo como resultado del esfuerzo desplegado por directivos en la oficina y jugadores en el terreno de juego.

17.- En el conjunto Águilas Cibaeñas, al parecer, ocurre que quienes administran la franquicia, no han interpretado el sentir aguilucho que es el de ganar campeonatos, al margen de conflictos entre directivos y beneficios económicos.

18.- En el juego de pelota, como todo pasatiempo que se ejecuta en equipo, debe estar de por medio, unidad, plan de acción y manejo de buenas relaciones para que, en común, el congregado humano haga su labor coronada con victorias.

19.- El trabajo equilibrado de directivos, manager y peloteros, hace posible el éxito en un equipo de béisbol. Pero las actitudes disonantes, las desemejanzas terminan en discrepancias y, finalmente, en derrotas amargas.

20.- En una ocasión anuncié que las Águilas Cibaeñas, permanecerían 5 años sin ganar un campeonato. Tristemente, el pronóstico se cumplió a cabalidad. Ojalá, nuevamente, no permanezcan sin ganar un número igual de años, todo por diferencias de aspiraciones entre sus dueños y la no inversión oportuna en jugadores.

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