REDACCIÓN.- La batalla en Mi pobre angelito entre Kevin McCallister (Macaulay Culkin) de 8 años y dos ladrones conocidos como los Bandidos Mojados se ha mostrado en las pantallas de todo el mundo cada Navidad desde el estreno de la película en 1990.
Y cada año, para algunos espectadores, la casa y el estilo de vida de los McCallister inspira su propia tradición: preguntarse hasta qué punto era rica esta familia.
Los McCallister pertenecen al “1 por ciento”
Al principio de la película, uno de los ladrones, Harry (Joe Pesci), le dice a su compañero, Marv (Daniel Stern), que la casa de los McCallister es su objetivo principal en un vecindario adinerado.
“Es esa, Marv, esa es la cereza del pastel”, dice Harry, antes de especular con que en la casa hay un montón de “cosas valiosas”, como videograbadoras, equipos de sonido, joyas muy valiosas y “valores negociables que se encuentran poco”.
La casa es la mejor pista de cuánto dinero tienen los McCallister.
La cereza del pastel, o al menos su exterior, es una casa que existe en el mundo real y está ubicada en el número 671 de Lincoln Avenue, en el suburbio de Winnetka, Chicago, uno de los vecindarios más caros de Estados Unidos, según Realtor.com. Parece tener espacio suficiente para que Kevin y sus cuatro hermanos tengan cada uno su propia habitación, pero también puede albergar a un ejército de visitantes.
En 1990, la casa era asequible solo para el 1 por ciento de los hogares con ingresos más altos de Chicago, y eso seguiría siendo el caso hoy, según los economistas del Banco de la Reserva Federal de Chicago.
Los economistas —Max Gillet, analista sénior de investigación; Cindy Hull, vicepresidenta asistente y jefa interina del grupo de mercados financieros, y Thomas Walstrum, economista empresarial sénior— llegaron a esta conclusión después de examinar datos que incluyen los ingresos de los hogares en el área metropolitana de Chicago para 1990 y 2022, el valor de la propiedad de la casa, las tasas hipotecarias vigentes en ese momento y los impuestos y seguros habituales.
Partiendo del supuesto de que los McCallister no gastaban más del 30 por ciento de sus ingresos en vivienda, los economistas también determinaron que la casa habría sido asequible para un hogar con unos ingresos anuales de 305.000 dólares en 1990 (unos 665.000 dólares en 2022).
A mediados de 2022, una vivienda similar costaría unos 2,4 millones de dólares, según el cálculo de Zillow para la casa de Mi pobre angelito. Una propiedad de ese valor sería asequible para un hogar con unos ingresos de 730.000 dólares, que se situaría en el 1 por ciento de los hogares del área de Chicago, según los economistas.
¿Cómo son tan ricos?
Mi pobre angelito nunca explica a qué se dedican los padres.
En internet, donde esta pregunta aparece con regularidad, algunas personas han sugerido que Kate McCallister es una diseñadora de moda, porque la casa tiene varios maniquíes en su interior, que más tarde aparecen en uno de los intentos de Kevin para engañar a los ladrones haciéndoles creer que, de hecho, no está solo en casa.
Todd Strasser, autor de las novelas oficiales de Mi pobre angelito y dos de sus secuelas, declaró en una entrevista que no fue supervisado de cerca por los cineastas. La orientación que le dieron, dijo, fue esencialmente: “Aquí tienes el guion, haz lo que quieras”.
Así que en el libro, convirtió a la madre de Kevin en diseñadora de moda, por los maniquíes, y al padre de Kevin en hombre de negocios, porque era “una apuesta segura”, dijo.
Dijo que nunca se le ocurrió explicar en detalle cómo los McCallister habían conseguido su dinero; pensó que eran “clase media alta” pero no “superricos”.
La familia tiene otras muestras de riqueza significativa, pero no estratosférica: llevan ropa bonita y contratan varias furgonetas para llevarlos al aeropuerto, sí, pero cuando Kate intenta sobornar a una pareja de ancianos para que renuncien a sus boletos desde París y así poder volver a casa, les ofrece joyas y dinero en efectivo, pero insinúa que su Rolex podría ser falso.
“No sé cuánto ganaban los McCallister, pero sí han hecho mucho por mi cuenta bancaria”, dijo Strasser.
Una teoría de los fans sostiene que Peter McCallister está implicado en el crimen organizado. Según esta teoría, la casa de los McCallister fue el objetivo de una especie de venganza, y la brutal violencia de Kevin contra los ladrones es el producto de una crianza expuesta a la actividad criminal.
El Times no pudo descartar esta teoría.
El tío Rob pagó los vuelos
Un dato comúnmente citado sobre la riqueza de la familia es su viaje navideño a París.
Llevar a 15 personas a París es caro, sobre todo si los cuatro adultos viajan en primera clase, pero los padres de Kevin no pagan los billetes de avión. Al principio de la película, Kate McCallister le dice a un agente de policía, que en realidad es Harry disfrazado, que el hermano de su esposo pagó los vuelos.
Ese hermano es el tío Rob. Es una figura menor en la primera película, pero las pocas menciones que sí recibe nos dan a entender que tiene muchísimo dinero. Paga los billetes y tiene un apartamento en París con una vista clara de la Torre Eiffel y que de alguna manera puede albergar a 15 miembros de su familia. (La secuela de la película, Mi pobre angelito 2: perdido en Nueva York, da más pistas de que el tío Rob es adinerado, pero este análisis se basa solo en la primera película).
Un tercer hermano, el tío Frank (el malencarado), vive en Ohio y viaja con la familia de Illinois a París. No sabemos nada de sus ingresos, pero sí que es tacaño. En la casa de su hermano en Illinois, evita pagar los 122,50 dólares de la cuenta de la pizza. En el avión, cenando en primera clase, le dice a su esposa que meta el salero y el pimentero de cristal en el bolso.
Este comportamiento podría darnos a entender que es adinerado. El hurto en tiendas era “significativamente más común” entre personas con ingresos familiares superiores a 70.000 dólares, según un artículo de 2008 publicado en The American Journal of Psychiatry.
El tío Frank es también un personaje adulto típico en el mundo de John Hughes, quien escribió y produjo Mi pobre angelito, dijo Robert Bulman, profesor de sociología en el Saint Mary’s College of California, quien estudia la representación de adolescentes y escuelas secundarias en el cine.
Dijo que una característica común de una película de Hughes es la tensión dramática alimentada por el conflicto entre jóvenes y adultos, que casi siempre se resuelve a favor de la persona más joven.
Señaló que en las películas de adolescentes de Hughes, entre ellas El club de los cinco y La chica de rosa, las tensiones de clase también suelen ser prominentes e impulsan la historia.
“Sus historias generalmente favorecen la perspectiva del joven de clase trabajadora o del niño pobre que está tratando de ganarse el acceso a un grupo de compañeros más adinerados, por ejemplo”, dijo el profesor Bulman. “Pero, en Mi pobre angelito, es claramente una victoria para Kevin como niño, pero también Kevin como niño rico que defiende su impresionante fortaleza”.
La película no es sobre el dinero
Eve Cauley, la decoradora de sets de Mi pobre angelito, fue responsable de la decoración, como los muebles y el papel tapiz, dentro de la casa de los McCallister, que se filmó en escenarios construidos en una escuela local.
Dijo en un correo electrónico que la casa no estaba decorada con muebles costosos, pero tenía un aspecto deliberadamente “señorial y de lujo”.
Cuando se hizo la película, el azul marino y el palo de rosa eran colores populares en el mundo del diseño de interiores, dijo Cauley. Pero se inspiró en las pinturas de Norman Rockwell y en las tarjetas navideñas antiguas para usar rojos, verdes y dorados intensos en la casa familiar.
Hughes le dijo que quería que la casa tuviera un “aspecto atemporal”. “Me dijo que le gustaba que sus películas tuvieran un aspecto un poco más bonito y limpio que la realidad, porque su propósito al hacer películas es entretener al público y elevarlo”, afirmó.
Cauley también tenía algunos consejos para las personas que buscan una respuesta sobre los ingresos de la familia.
“Para mí, con todo respeto, los fans que discuten sobre los ingresos de los padres, o el costo de la casa, deberían, en cambio, simplemente disfrutar de la película”, dijo.
Hughes y el director Chris Columbus “crearon esta película conmovedora y cómica como entretenimiento para el público, para levantar el ánimo en las fiestas”, dijo. “Lo hizo, y lo sigue haciendo, levantar el ánimo”.
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