Santo Domingo.-El sistema penitenciario de la República Dominicana necesita más atención, ya que en varias ocasiones algunos privados de libertad, que son profesionales en el área de la salud, ofrecen servicios por falta de personal, según reveló un informe.
El informe presentado por el defensor del pueblo, Pablo Ulloa, explica que los centros no cuentan con servicios de emergencia nocturnos, por lo que privados de libertad aseguraron que algunas personas han muerto por la falta de atención ante una gravedad emergente en las noches.
Asimismo, las personas entrevistadas señalaron que no existen ambulancias para realizar un traslado de emergencia.
Según el informe, no hay separación entre personas con enfermedades infectocontagiosas y el resto de las personas internas.
El documento detalla que personas extranjeras no tienen acceso al seguro de salud de SENASA; por tanto, no pueden ir a consulta de especialistas “llevar un tratamiento médico ni intervenciones quirúrgicas”.
“No vale la pena ir al médico, no puedo ir a consulta de un neurocirujano que lo necesito con urgencia por mi enfermedad (enfermedad degenerativa en la columna vertebral) porque no tengo seguro médico”, expresó una persona extranjera que sufre una enfermedad degenerativa durante la entrevista.
Entre la denuncia también se encuentra la ausencia de medidas de bioseguridad para evitar la propagación de pandemias y enfermedades infectocontagiosas.
Del mismo modo, el estudio establece que un 30 por ciento de la población penitenciaria tiene problemas de salud y más de la mitad no recibe tratamiento.
Entre las enfermedades que padece la población carcelaria están problemas cardiacos, enfermedades oculares, enfermedad de células falciformes, problemas de salud mental, enfermedades renales, diabetes, Tuberculosis y VIH, de acuerdo al informe.
Cabe señalar que, según el informe, el sistema penitenciario de la República Dominicana ha logrado un avance significativo con el nuevo modelo. Pero que es lamentable que aún exista una proporción significativa de centros que funcionan con el viejo modelo, en condiciones de mucha precariedad y hacinamiento.
El estudio se realizó en diferentes centros en hombres y mujeres de edades comprendidas entre 18 y 70 años.
Entre los centros evaluados están: Najayo Hombres y Najayo Mujeres, centro de privación de libertad Baní Hombres y Mujeres, Cárcel Pública San Juan de la Maguana, en la cárcel de hombres y mujeres en Higüey, en el Centro de Corrección y Rehabilitación en San Francisco de Macorís y Rafey Hombres y Mujeres.
