Aunque por la frecuencia de abusos y hechos violentos, el tema de los derechos humanos tiende a focalizarse principalmente en esos aspectos, realmente abarcan cuestiones aún más vastas y trascendentes.
Este énfasis es entendible, en vista de la histórica lucha librada en el hemisferio y otras latitudes en contra de los excesos cometidos por fuerzas militares y policiales que recurren a torturas y ejecuciones extrajudiciales.
Este seguimiento es importante para evitar y combatir atropellos y violaciones a los debidos procesos de ley, que conforman prerrogativas ciudadanas de primer orden. Por eso, la Declaración establece claramente que “nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Asimismo, que “todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.
Sin embargo, en ocasión de la reciente celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos, es propicio analizar, son sentido amplio y en nada restrictivo, cuál es la situación de la República Dominicana en esa vital materia.
Por ejemplo, en lo relativo a la seguridad jurídica para las personas físicas, cómo andamos en el país, con respecto al acápite que dice: “Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución o por la ley.
En este sentido y a pesar de los avances que se han logrado en el ámbito judicial, todavía son muchas las quejas y trabas que se registran para personas de escasos recursos y sin influencia social y política cuando aducen a procesos en los tribunales nacionales.
Y el siguiente postulado fundamental, ¿se cumple a cabalidad en el país?, “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa”.
Otro punto vital que debiéramos analizar, a la luz de la realidad que se vive en el país, es el que la Declaración describe de la siguiente manera: “Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.
Como se observa, son muy importantes y diversos los aspectos que abarca la Declaración Universal de los Derechos Humanos y sobre ellos y su vigencia en el país deberíamos meditar y defender permanente y no sólo en fechas protocolares de celebración.
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