Redacción internacional.- Charles Buhler, exingeniero de la NASA y cofundador de la compañía estadounidense Exodus Propulsion Technologies, asegura que su nuevo motor electroestático experimental, que parece desafiar las leyes de la física, ha producido el suficiente empuje para contrarrestar la gravedad de la Tierra y llegar al espacio. Si funciona como dice, este nuevo motor podría sustituir a los actuales motores químicos y revolucionar la exploración espacial por los próximos siglos.
Las naves espaciales tradicionales generan empuje mediante el combustible. Una reacción química fuerza la salida de gases a gran velocidad a través de una tobera, haciendo que el cohete se mueva en la dirección opuesta. Sin embargo, el motor de Exodus utiliza la interacción de campos electrostáticos para aprovechar el impulso que se encuentra en la electricidad y no en una reacción química.
«El mensaje más importante que hay que transmitir al público es que se ha producido un gran descubrimiento», explica Buhler en declaraciones para The Debrief. «Este descubrimiento de una Nueva Fuerza es fundamental en el sentido de que los campos eléctricos por sí solos pueden generar una fuerza sostenible sobre un objeto y permitir la traslación del centro de masa de dicho objeto sin expulsar masa». El ingeniero presentó sus avances en una reciente Conferencia sobre Energía de Propulsión Alternativa.
«Hay reglas que incluyen la conservación de la energía, pero si se hacen correctamente, se pueden generar fuerzas como nada que la humanidad haya hecho antes», dice Buhler. «Será esta fuerza la que usaremos para impulsar objetos durante los próximos 1,000 años. Hasta que llegue lo siguiente».
Buhler fue uno de los mayores expertos en electrostática de la NASA. En su equipo, además de tener a antiguos miembros de la Agencia Espacial estadounidense, cuenta con ingenieros y científicos de Blue Origin, las Fuerzas Aéreas de EEUU o ExxonMobil. Su experiencia también les avala, han participado en programas como el del transbordador espacial de la NASA, el de la Estación Espacial Internacional o el del telescopio Hubble.
Exodus lleva más de dos décadas trabajando para encontrar su propulsor sin combustible. En ese proceso, sobre todo el que han llevado a cabo en los últimos 10 años, han desarrollado diferentes modelos y configuraciones de propulsor eléctricos. Además, han construido una máquina de vacío que les ha permitido medir el empuje de sus propulsores experimentales.
Toda esta labor de cribado les ha llevado a encontrar gran parte de los descubrimientos que forman ahora su motor electrostático. Las pruebas realizadas entre principios de 2022 y noviembre de 2023 dieron como resultado un rápido ascenso del empuje, que pasó de una milésima parte de la gravedad hasta llegar a una gravedad terrestre completa.
Esto, dice Buhler, demuestra inequívocamente la presencia de una Nueva Fuerza fundamental y que sus dispositivos aprovechaban esa fuerza para producir empuje sin emitir masa ni combustible. Ese empuje, dice el físico, es suficiente para contrarrestar toda la fuerza de la gravedad de la Tierra y salir al espacio.
«Esencialmente, lo que hemos descubierto es que los sistemas que contienen una asimetría en la presión electrostática o en algún tipo de campo divergente electrostático pueden dar a un sistema de un centro de masa un componente de fuerza distinto de cero», explica Buhler. «Así pues, lo que eso significa básicamente es que hay alguna física subyacente que puede, esencialmente, ejercer fuerza sobre un objeto si se cumplen esas dos restricciones».
Aunque se trata de un avance potencialmente revolucionario, el motor electrostático de Exodus no es el único que asegura poder generar empuje con solo una carga eléctrica y sin usar combustible. Ya hemos hablado aquí de motores ‘imposibles’ como el EM Drive o el Quantum Drive de IVO Ltd.
Aunque los dos han tenido éxito en sus pruebas en tierra, ninguno se ha podido probar aún en el espacio. El Quantum Drive estuvo a punto de lograrlo tras un lanzamiento el pasado noviembre, pero un fallo en los sistemas eléctricos del satélite que llevaba al propulsor impidió su puesta en marcha.
Aun así, Buhler cree que las empresas interesadas en este tipo de propulsión deberían ponerse en contacto con Exodus para que él y su equipo puedan compartir su experiencia y conocimientos. “El conocimiento de la descomposición de gases, la generación de corona, las descargas en cepillo, las serpentinas, las descargas incandescentes, la física del plasma, etc., suele ser demasiado para los ingenieros solos y el número de expertos en electrostática es muy, muy escaso», asegura.
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