1.- Desde la eternidad, de tiempo inmemorial, aquellos que en cada país son los más, no obstante ser mayoría, siempre han estado abajo, subordinados, sin ninguna clase de influencia, si no deciden ejercer el poder.
2.- Para comprobar el razonamiento anterior no hay que recurrir a profundas investigaciones en los textos de las doctrinas políticas. Basta con comprobar la realidad de nuestro propio país.
3.- La vida real, el mundo donde nos encontramos, le dice a la gente, a la comunidad en general, que solamente cuando tiene el poder es dueña de su destino. De lo contrario, sigue siendo una nadería.
4.- La única forma de las mujeres y los hombres decidir es con la facultad, la autoridad; teniendo el peso para hacerse gobierno con plena potestad y la debida soberanía.
5.- Los pueblos cuentan con mando cuando con libertad e independencia pueden, sin sujeción extraña, tomar las medidas favorables para la mayoría de la población.
6.- En cada ocasión o coyuntura, los pobres deben actuar en política como actores, nunca dejarse representar por otros que no sean sus iguales, o por quienes ya han probado interpretar y defender los intereses populares.
7.- Históricamente, hasta ahora, lo que constituye el pueblo dominicano, ha estado representado en el Estado por medio de encargados que han gobernado para sí y para sus iguales, que nada tienen que ver con el pueblo.
8.- En la democracia dominicana, en lo que se refiere a la mayoría de la población, la representación no es más que una ficción, algo simbólico; un signo, lo imaginativo que jamás puede llegar a ser real. Todo se queda en lo figurado, en lo aparente.
9.- La gente de a pie, al aceptar tranquilamente, consentir, mostrarse de acuerdo, y dar el sí a ser gobernada por grupos minoritarios, no es más que seguir al margen del poder, transigir en su contra.
10.- Favorecen a sus adversarios de clase, y no tienen posibilidad de llegar a ser poder real, aquellos que tranquilamente deciden comportarse pasivos ante su desgracia. La inactividad conspira contra la liberación.
11.- La fuerza de los oprimidos reside en su movilización, en la energía expresada, con sentir político en procura de alcanzar las instituciones del Estado.
12.- La única forma del pueblo dominicano llegar a tener poder de decisión, es movilizándose con objetivos políticos y sociales; sumando aliados e incorporando a todos los afectados sistémicos y a quienes tengan sensibilidad.
13.- Toda esa energía que sacan las masas populares dominicanas para ser parte de los caravaneos electorales, deben ponerla al servicio de su propia y legítima causa liberadora. Empujar para tener el poder a su dominio.
14.- Las personas que aquí permanecen en estado de pobreza, son engañadas con la falsa idea de que votando por un determinado candidato saldrían de la miseria, cuando al sufragar lo que hacen es prolongar el sistema causante de sus necesidades.
15.- Los marginados de la sociedad dominicana deben fijarse en su mente que la única forma de cambiar su sufrimiento, por alegría, es luchando para por entero ser dueños del poder del Estado. No les queda de otra. Poner a sus pies a todas las instituciones.
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