Río de Janeiro.- Las inundaciones de los últimos días en el sur de Brasil, que han dejado al menos 96 muertos y 131 desaparecidos, afectaron unas 80 comunidades indígenas y obligaron a 466 familias de pueblos originarios a abandonar sus aldeas o resguardos, informaron este martes fuentes oficiales.
De acuerdo con la estatal Fundación Nacional del Indio (Funai), 1.846 familias indígenas fueron afectadas directamente por las inundaciones y otras 5.415 indirectamente, principalmente de las etnias kaingang y charrua.
Por lo menos 47 aldeas, 14 Tierras Indígenas y una reserva de estos dos pueblos fueron impactados por el mayor desastre natural en la historia de Río Grande do Sul, estado del extremo sur de Brasil fronterizo con Argentina y Uruguay.
Además de las 466 familias obligadas a abandonar sus comunidades para huir de las inundaciones, otras 148 están aisladas en la Tierra Indígena Río da Várzea, en jurisdicción del municipio de Liberato Salzano, por la destrucción de las únicas vías de acceso.
La organización Articulación de los Pueblos Indígenas de la Región Sur publicó en su portal en internet un mapa con la localización de los pueblos que han sido afectados por las lluvias desde el pasado jueves.
Además de las etnias kaingang y charrua, que son las más afectadas, otros pueblos impactados por el desastre meteorológico son los guaraní mbya y xokleng, en comunidades distribuidas en 49 diferentes municipios.
Las comunidades más impactadas, ambas del pueblo guaraní mbya, están ubicadas en el área metropolitana de Porto Alegre, la capital de Río Grande do Sul y en donde numerosos barrios se inundaron por la crecida del río Guaiba.
De acuerdo con la organización, los indígenas damnificados necesitan colchones, cobijas, lonas y principalmente alimentos y agua potable.
El secretario nacional de Derechos Territoriales Indígenas, Marcos Kaingang, enviado por el Ministerio de los Pueblos Indígenas a Río Grande do Sul para encabezar los trabajos de apoyo a las etnias afectadas, afirmó que la principal preocupación es con las comunidades que siguen aisladas y con las familias abrigadas en iglesias, escuelas y gimnasios.
«Nuestro papel como representantes del Ministerio de los Pueblos Indígenas es buscar los medios y apoyos necesarios, como cestas de alimentos, que es la primera demanda de estas familias, así como medicinas y artículos de higiene personal», afirmó Kaingang citado en un comunicado del Ministerio.
El funcionario afirmó que el Ministerio trabaja para que los pueblos indígenas sean incluidos en las campañas de asistencia humanitaria sin el riesgo de que sean olvidados.
Las inundaciones, que han dejado 1,5 millones de damnificados en 401 municipios, pueden agravarse en los próximos días, para cuando están previstos nuevos y mayores temporales, según los servicios meteorológicos.
Gran parte de los damnificados, así como los indígenas, sufren con la falta de alimentos, medicinas y de servicios básicos como luz y agua.
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