Redacción.- Una actividad de huracanes superior a lo normal en la cuenca del Atlántico este año es lo que se espera, de acuerdo a los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Las perspectivas de la NOAA para la temporada de huracanes en el Atlántico de 2024, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre, predicen un 85% de probabilidad de una temporada por encima de lo normal, un 10% de probabilidad de una temporada casi normal y un 5% de probabilidad de una temporada por debajo de lo normal.
Asimismo, pronóstica un rango de 17 a 25 tormentas con nombre en total (vientos de 39 mph o más). De ellos, se pronostica que de 8 a 13 se convertirán en huracanes (vientos de 74 mph o más), incluidos de 4 a 7 huracanes importantes (categoría 3, 4 o 5; con vientos de 111 mph o más). Los pronosticadores tienen un 70% de confianza en estos rangos.
Se espera que la próxima temporada de huracanes en el Atlántico tenga una actividad superior a lo normal debido a una confluencia de factores, incluidas temperaturas oceánicas cálidas casi récord en el Océano Atlántico, el desarrollo de condiciones de La Niña en el Pacífico, la reducción de los vientos alisios del Atlántico y una menor cizalladura del viento. todo lo cual tiende a favorecer la formación de tormentas tropicales.
«Con otra temporada activa de huracanes acercándose, el compromiso de la NOAA de mantener a todos los estadounidenses informados con información que salva vidas es inquebrantable», dijo el administrador de la NOAA, Rick Spinrad.
«Las traducciones de idiomas habilitadas por IA y una nueva representación de las amenazas de los vientos interiores en el cono de pronóstico son solo dos ejemplos de los pasos proactivos que nuestra agencia está tomando para cumplir con nuestra misión de salvar vidas y proteger la propiedad», destacó.
A medida que uno de los fenómenos de El Niño más fuertes jamás observados se acerca a su fin, los científicos de la NOAA predicen una rápida transición a las condiciones de La Niña, que favorecen la actividad de huracanes en el Atlántico porque La Niña tiende a disminuir la cizalladura del viento en los trópicos. Al mismo tiempo, el abundante contenido de calor oceánico en el Océano Atlántico tropical y el Mar Caribe crea más energía para impulsar el desarrollo de tormentas.
Esta temporada de huracanes también presenta la posibilidad de que se produzca un monzón en África occidental por encima de lo normal, que puede producir olas del este africano que generen algunas de las tormentas atlánticas más fuertes y duraderas. Por último, los vientos alisios ligeros permiten que los huracanes aumenten su fuerza sin la interrupción de una fuerte cizalladura del viento y también minimizan el enfriamiento de los océanos.
El cambio climático causado por el hombre está calentando nuestros océanos a nivel mundial y en la cuenca del Atlántico, y derritiendo el hielo en la tierra, lo que provoca un aumento del nivel del mar, lo que aumenta el riesgo de marejadas ciclónicas. El aumento del nivel del mar representa una clara influencia humana en el daño potencial de un huracán determinado.
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