SANTO DOMINGO. El grupo de cuatro personas que la tarde del lunes 3 de junio penetró a la sucursal del Banco Popular ubicado en la esquina de la avenida Gregorio Luperón y la calle Olof Palme, en Don Gregorio, plantea un reto contra las autoridades, pero del mismo modo a la sociedad dominicana.
No solo por cometer una serie de delitos graves a plena luz del día, y en una zona de fluido tránsito, sino porque es el segundo ataque a la representación de una entidad bancaria desde que el pasado 24 de mayo fuera asaltada en Santiago una sucursal del BanReservas.
En la operación de Santo Domingo participaron al menos cuatro personas. Tres penetraron al local, otro se quedó en el vehículo encendido preparando la huida.
Nada parecido al robo en Santiago donde se acusa a un grupo de siete personas de planificar y cometer el crimen que dejó un herido de gravedad, además de un intercambio de disparos entre los malhechores y una patrulla de la Policía.
En este caso aún están a la fuga los principales cabecillas, dos individuos acusados hace diez años de penetrar en una cooperativa, por lo que solo fueron condenados a cinco años y cumplieron dos.
Más allá de los acontecimientos, se trata de dos delitos de los que impactan directamente a la sociedad.
Históricamente la Policía Nacional ha logrado solucionar estos delitos y atrapar a los malhechores, razón por la que se tiene confiar en que quienes lo cometieron serán al fin apresados.
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