Engañar es de inteligentes y de malas personas. En República Dominicana algunos conservadores adulteran información, manipulan. Encuentran un terreno fértil en un sistema de educación que objeta la conciencia crítica.
Cuando el equipo de trabajo de la Dirección de Género del Ministerio de Salud realizaba el taller «De joven a joven», en centro educativo, utilizaron la frase: «Hombre/mujer no nacen, se hacen: Construcción social del género y las identidades», cumplían con su función de visibilizar la influencia del género en la salud.
Las ciencias sociales son ciencia y han demostrado que ser mujer y ser hombre es una categoría social que se constituye sobre la base del dimorfismo sexual. Tanto las mujeres como hombres son animales sociales moldeados por la sociedad, cultura, educación, a las que tienen acceso y por las conscientes e inconscientes instrucciones que les son impuestas. Se nace biológicamente femenino o masculino y luego se convierten en hombre o mujer.
El sexo con que se nace no es determinante de la vida de una persona, pero sí lo es la forma de educación sesgada que, desde tiempos inmemoriales, llena de prejuicios irracionales, y que son inculcados a los niñas, niños y adolescentes, desde antes de nacer. A esto se refiere la frase de Simone de Beauvoir (1949) “No se nace mujer, se llega a serlo”.
El género es un factor determinante de inequidades sanitarias. Las diferencias en salud entre hombres y mujeres están relacionadas al género: En RD los hombres tienen una menor esperanza de vida 71.81 para ellos y 77.15 para las mujeres (ONE); las muertes al instante por siniestros viales en total el 87.7 % de los fallecidos correspondieron a hombres, frente al 12 % de mujeres en el periodo 2018-2020 (ONE); desde el 2019 al 2022 se han reportado 401 feminicidios íntimos y no íntimos (ONE), todas ellas asesinadas por hombres. No es posible estudiar la salud sin incluir el género.
La Dirección de Género del MSP cumple con su función bajo normas apegadas a la ciencia. La información ofrecida por el equipo fue tergiversada y alegaron que pretendía, cito: “…lavarle el cerebro enseñándole cosas que no tienen aval científico y bombardeo de mariconización”.
La construcción de género atraviesa la salud. Las informaciones ofrecidas por el MSP no intentan modificar el sujeto de deseo del estudiantado, no pretenden convertir a los alumnos en homosexuales. Tergiversar es mentir, un pecado. «El Señor detesta los labios mentirosos…». Proverbios 12:22.
Eludir la construcción de género como determinante de salud es negar la ciencia. Aplaudir la mentira nos hace cómplices.
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