En una tertulia escuché a alguien afirmar que debemos rechazar que den empleo como maestros a haitianos residentes aquí. Creer que pueden recoger café o pegar blocks pero no trabajar en un aula es absurdo. Es un extremismo del sentimiento de legítima preocupación por la creciente presencia, mayormente ilegal, de esos extranjeros. Es mejor un maestro competente, aunque venga de Júpiter, que uno de los dominicanos que no cumplen con los contenidos prescritos. En Estados Unidos hay muchos maestros dominicanos, comprometidos con la excelencia académica. Debemos evitar el fanatismo de creer que la defensa de la nación incluye un rechazo irracional de cualquier cosa haitiana. Esa emoción nubla el juicio. Bienvenidos los maestros buenos. Quienes enseñen otra cosa que lo prescrito en los currículos y programas del Ministerio de Educación son fácilmente detectables por padres y alumnos. Hay maestros dominicanos, protegidos por su sindicato ADP, que son tan o mas incompetentes que cualquiera importado, sea haitiano o marciano. Ojalá las autoridades procuren mejorar la calidad de la enseñanza con maestros competentes aun sean importados, como los refuerzos del béisbol. El mejor patriotismo o defensa nacional es el frío, inteligente, informado, con sindéresis y propósito.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email