El presidente Abinader vuelve a Nueva York para continuar su provechosa gestión de las relaciones internacionales del país, acompañado por el excelente canciller Roberto Álvarez y otros funcionarios. Ojalá sea exitosa su participación en el septuagésimo noveno periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), reuniones bilaterales con otros gobernantes, la comunidad dominicana, y una conferencia sobre el futuro. La reducida comitiva presidencial recuerda viajes de anteriores presidentes o ministros que se movilizan con medio gabinete y muchísimos empresarios y allegados. Muchas veces estos viajes de jefes de Estado ofrecen, aparte de la agenda oficial, oportunidades para enderezar entuertos de política interna, como por ejemplo las recientes manifestaciones de disconformidad con parte de las abarcadores reformas emprendidas por el Gobierno. Varios críticos independientes y objetivos, sin hacha que afilar ni intención partidista, han coincidido recientemente en sus quejas sobre incomprensión oficial de la importancia de los industriales y desatención a la necesidad de cambios en el sector eléctrico. Será difícil convencer a extranjeros de las bondades de invertir aquí si los empresarios locales no pueden sumarse al coro de las mejores intenciones.
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