1.- Históricamente, darse por satisfecho, contentarse y estar de pláceme es un objetivo de toda persona. Allí donde está el desagrado, el disgusto, no es para mantenerse conforme.
2.- Satisfacer necesidades impulsa a la persona física al trabajo material o intelectual. Ocuparse para producir, la actividad encaminada a un fin, ahí está la razón de ser de la especie humana.
3.- Bajo cualquier formación económica, la mujer y el hombre procuran el bienestar, permanecer cómodos, desahogados, no fatigosos, muy molestos.
4.- La persona que en pleno siglo XXI forma parte de una sociedad que no garantiza lo que la mayoría de los comunitarios precisan para tener una existencia digna, es un orden social no querido.
5.- Aquello que a la gente no la pone a gusto, lo desprecia, aborrece, le causa rechazo. De ninguna manera lo desea, solo la lleva a menospreciarlo.
6.- El pueblo dominicano, bajo ningún concepto puede estar encariñado con el ordenamiento económico bajo el cual mal está viviendo, porque en lugar de cariño, lo que le genera es falta de afición.
7.- La inclinación a algo es el resultado de un sentimiento producto de lo que nos es grato y ha llegado al corazón. Nadie siente devoción por lo que no le causa placer al espíritu.
8.- Una mujer y un hombre integrados a una sociedad que descansa en la desigualdad de oportunidades, anímicamente no pueden gozar de sosiego, de serenidad.
9.- La ciudadana y el ciudadano dominicano, a su deseo de tener una existencia digna para sí y su familia, la respuesta que reciben es que bajo el actual modo de producción de bienes materiales, les será imposible.
10.- Un orden económico y social imposibilitado de garantizar empleo, alimentos, servicios de salud y educación de calidad; un techo y seguridad personal, lo que trae a la gente del pueblo es estar de mal genio, malhumorada, altamente ceñuda.
11.- Nada bien puede sentirse la gente de aquí si el ambiente no hace posible mantenerse económicamente desahogada, si no de manera permanente en mala posición, desdichada, cargada de angustia.
12.- La reacción normal de un pueblo que no tiene ninguna razón para decir que está conforme con su condición socioeconómica, es para manifestar queja, echar pestes, poner el grito al cielo y convertirse en una persona rezongona.
13.- La gente del pueblo que a título de donación recibe desde un órgano del gobierno, una caja con alimentos, es víctima doble: del sistema social injusto que la reduce a parásito, y de quien le hace la entrega para cautivarla políticamente.
14.- Ningún dominicano que vive al margen del progreso social, puede decir que en su país se siente viviendo a gusto, de buena gana, complacido.
15.- Una comunidad humana, de la cual la mayoría de la población está disgustada, y en grado sumo contrariada, es porque hay una minoría que se maneja a todo dar, a cuerpo de rey, a sus anchas, siempre alegre, en su salsa.
16.- Ningún dominicano con sano juicio está en condiciones de decir que la gran mayoría de sus conciudadanos están a gusto viviendo en su país bajo el vigente régimen económico y social. El disgusto, la incomodidad está a flor de labios.
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